Cualquiera que tenga la suerte de ver una de las exposiciones del fotógrafo Alexander Petrosyan, pensara que es un trabajo realizado sobre algún teatro o algún festival. Pero en realidad, esos contrastes y paradojas que se observan, no son más que la mismísima sociedad rusa. Algo asombroso y a la vez extravagante.
Desde el año 2000 Petrosyan se redescubrió en su profesión, desechó sus proyectos comerciales y se dedicó a explotar el lado más creativo de la fotografía.
La sociedad rusa puede ser un mundo donde todo está del revés, para las personas que vean estas fotos, situaciones que no dejan de ser normales para los rusos, pueden parecer algo realmente extraño.
Él explica porque eligió Rusia para su experimento fotográfico. Se trata de una sociedad “en la que todo está mal, la norma se considera insensatez y viceversa, parece tragicómica… ¡no existe el aburrimiento aquí!”. Cuando uno viaja a una ciudad como Helsinki, donde todo es “cómodo, calmado y adecuado a la vida civilizada normal”, se siente “desamparado” con su cámara en la mano, sin una buena historia que contar.
El objetivo de sus fotografías es que cuenten las historias por sí mismas, sin que haga falta saber nada de la sociedad rusa. “Mi objetivo es que mis fotos sean autosuficientes como la música, pero muy a menudo, sin pie de foto, le parecen poco entendibles o absurdas a las personas lejanas a la realidad rusa”.
Para poder ver más del trabajo increíble de Petrosyan podes visitar su Instagram.