Siempre se habla del lado genial de viajar por el mundo, pero núnca nadie me advirtió sobre las cosas negativas, las cosas que «no están buenas». Lamentablemente creo que me di cuenta tarde, ya no hay vuelta atrás.
1. No me puedo quedar en un solo lugar
No importa en donde esté siempre estoy buscando cosas nuevas para hacer y lugares para conocer. Si estoy viajando por el mundo busco a donde ir, vuelos baratos, lugares cercanos, cosas diferentes para hacer. Si estoy en mi ciudad… hago exactamente lo mismo! Como dicen por ahí: «Se turista de tu propia ciudad».
2. Depresión post viaje
Uno vuelve del viaje con mil historias, nuevos amigos, nuevas experiencias vividas. Todo es genial, todos quieren escuchar cómo fue tu viaje y uno cuenta detalle por detalle. Hasta que pasan uno días y todo pasó, a tus amigos ya les contaste todo, no te quieren escuchar más y hay que volver a la realidad. Te torturas recordando en todo lo que no llegaste a hacer, lo que podrías estar haciendo si no hubieras vuelto y, sobretodo, pensando: «¿Qué para que c@r@j# volví?».
3. Todo lo que tenía planeado para mi vida no está más
Uno tiene todo planeado en la vida: estudio, trabajo, casa, hijos, perro. Todo perfecto, hasta que empiezas a viajar por el mundo y todos los planes que tenías no encajan más con tu vida. El único plan es VIAJAR, el resto la vida ira diciendo.
4. Tener novio es casi imposible
Tienes que encontrar a un compañero que quiera viajar contigo por el mundo. Si no encuentra a esa persona tienes que optar por la relación a larga distancia. Pero la segunda opción en el caso de los viajeros como que no suele funcionar por que cuando puedes sales corriendo y eso a la larga al otro le termina molestando.
5. No puedo parar
Nadie te explica bien que una vez que empiezas a viajar es imposible parar. Cuando te das cuenta que el mundo es tan grande y que tiene tantas maravillas quieres salir a descubrirlo. Es una sensación única y muy adictiva que quieres repetir cada vez que sea posible.