En el mes de junio abrirá sus puertas uno de los museos más insólitos del mundo: el «Museo del Fracaso» en Helsingborg, Suecia, y su entrada será gratuita. Se trata de una muestra de productos que intentaron ser innovadores pero terminaron en un fracaso absoluto de ventas.
Esta particular exposición demuestra que no todos los inventos funcionan, que hasta las grandes marcas se equivocan y, sobre todo, que no se llega al éxito sin haber fracasado. Su creador, el investigador y coleccionista Samuel West, dijo que «cada fracaso es espectacular y único, mientras que el éxito es asquerosamente repetitivo». Estos son algunos de los objetos que integran la colección, y los motivos por los cuales fallaron están a la vista:
Lasagna Colgate
Nadie entiende por qué una marca de dentífricos y otros productos para la higiene bucal decidió incursionar en la gastronomía. Los resultados fueron pésimos y, aunque las lasagnas en sí mismas no eran el problema, lo extraño era que vinieran de Colgate, todo el mundo las relacionaba con pasta dental.
Coca-Cola BlacK
Coca-cola hizo varios intentos por instalar nuevos sabores al mercado, como cereza, limón, naranja o vainilla. Aunque ninguno fue un éxito masivo, la peor variedad de su historia fue la «BlacK», con sabor a café, que solo estuvo en venta durante dos años.
Perfumes Harley Davidson
Otro de los protagonistas es el primer y último perfume que lanzó Herley Davidson. No solo es muy extraño que uno de los fabricantes de motos más famosos del mundo incursione en el mercado de los perfumes, el nombre «Hot Road» (carretera caliente) también es bastante inquietante.
Skin Care
Éste, sin dudas, es uno de los inventos más ridículos de la historia. Se trata de una horripilante máscara que proporcionaba descargas eléctricas como insólito tratamiento de belleza. El producto fue lanzado en los ’80 y, lógicamente, tuvo muy pocos adeptos.