Conocí a Jörg (o Jorgito, como le decimos) en Tamarindo, Costa Rica, en el año 2009. Alemán, futbolero, con un humor muy similar al nuestro, amante de la buena vida, las fiestas, la diversión; y por sobre todo, viajero y fotógrafo. Con él mantengo uno de esos vínculos que, por suerte, la distancia no quiebra. Ya pasaron 11 años desde esos 5 días que compartimos en el paraíso centro americano, y en el medio hubo encuentros en distintos países y llamados cotidianos, generalmente sábados y domingos para ver cómo estamos y no perder esta hermosa relación que nos une en el tiempo.
Jorgito es de esos que tiene el bicho viajero desde siempre. El que le genera ansiedad cuando está más de 3 meses quieto, y que además le pide constantemente nuevos lugares, paisajes, gente, lo distinto… pero por sobre todo lugares que llenen su cámara. Como buen alemán, todas sus salidas son planificadas… pero no tanto en el itinerario sino más bien en qué quiere retratar o capturar con su lente. Antes de llegar ya sabe qué paisajes ir a visitar, a qué hora, cómo es la luz, qué equipos van a funcionar mejor, incluso desde qué ángulo tomar las fotos. Y una vez que se le mete un lugar en la cabeza, no para.
Algo así fue la historia de su viaje a Myanmar. Desde hacía tiempo lo tenía entre ojo y ojo, y hace un año pudo concretar el que fue según él, uno de los lugares más fotogénicos que visitó.
Al regreso de cada viaje solemos intercambiar comentarios y fotos, y ahí fue cuando le dije: «Por qué no me pasás algunas fotos así hacemos una nota con las imágenes que más te gustaron de Myanmar?», a lo que él me respondió: «Estamos en problemas. Son demasiadas». Bueno, le digo, sé que va a ser un trabajo difícil, pero tratá de seleccionar algunas, 10 o 15 que estén entre tus favoritas. «10 o 15? me dice como mufándose.
«No entendiste, este lugar es otra cosa. Pero me voy a encargar de seleccionar»
Dos o tres semanas después me llega un link de descarga con un mensaje que decía «hice lo mejor que pude». Al abrirlo, me encuentro con 100 fotos. Pensé, «Ok, acá hay trabajo para hacer, pero vamos a dejar el número original, unas 10… 20 fotos a lo sumo». Iluso yo.
El comentario de Jorgito no era algo al pasar. Myanmar es el sueño del fotógrafo, y tenía las pruebas conmigo. Lo peor es que ahora el desafío era mío, y creanme que fue difícil bajar ese número. Nunca he viajado a este país, por ende no tengo una relación alguna de afinidad o añoranza, sin embargo me dolía hacer la selección de fotos: esta si, esta si, esta… lamentablemente (en esta selección) no.
No corresponde hacer una crónica que acompañe a estas imágenes. Principalmente porque no participé de ese viaje, pero de haberlo hecho, no se si fuese necesario. Claro que es interesante conocer qué hay detrás de cada foto. Sin embargo, muchas veces éstas ya cuenta historias… o nos dejan eso a nuestra imaginación. Para que viajemos por un rato allí también.
Este fue el viaje de Jörg, pero al que nos ha invitado a todos. Disfruten de Myanmar.