No es de extrañar que los turistas tengan un deseo ardiente de visitar la llamada ‘montaña ardiente’ de Irán.
Definitivamente es una de las vistas más fascinantes del país: una pequeña ladera que arde continuamente gracias a la ignición de los gases pirofóricos que se evaporan (aquellos que se queman cuando se hace contacto con el aire).
Como era de esperar, es un fenómeno que llama la atención por la noche. Y algunos lo utilizan como un destino para cocinar sus alimentos.
La pendiente, llamada Tashkooh, que significa monte de fuego en persa, se encuentra cerca de la ciudad de Ramhormoz en la provincia de Juzestán, al oeste de Irán.
Visit Iran dice: ‘En esta zona, hay colinas con agujeros en diferentes partes como manantiales de los que salen cientos de llamas’.
‘La evaporación del gas natural de las profundidades del suelo que llega a la superficie es la causa de la llamarada de fuego’.
La vista atrae a muchos visitantes, especialmente a aquellos que quieren ver el fenómeno de noche.
El área se considera un sitio del patrimonio nacional, pero a pesar de no estar debidamente señalizado, atrae a muchos visitantes.
Y no es raro ver a personas haciendo un picnic junto a las llamas y usándolas para cocinar la cena.
Sin embargo, se advierte a los visitantes que no enciendan sus propios fuegos en el área debido al gran volumen de gases combustibles en el aire.
Un turista que ha visitado Tashkooh es el fotógrafo de viajes alemán Tobias Danz, quien ha publicado fotos increíbles en su página de Instagram, @flyostrichfly.
El fotógrafo de viajes alemán Tobias Danz, que visitó Tashkooh, dijo: ‘Cuando visitamos, nos sorprendió el olor a azufre y vapores de sulfuro de hidrógeno que se elevaban desde la capa porosa de la superficie’.
Tobias, que vive en Viena con su esposa iraní, le dijo a MailOnline Travel: “El nombre que le dan los lugareños es un poco engañoso. Tashkooh no es una montaña, más bien una pequeña ladera junto a la carretera en la zona rural de Irá’n.
‘Cuando visitamos, quedamos impresionados por el olor a azufre y vapores de sulfuro de hidrógeno que se elevaban desde la capa porosa de la superficie’.
Además, el calor cerca de las llamas es intenso: los lugareños a veces cocinan su comida en él.
Añadió: ‘Fue uno de esos momentos en los que la naturaleza me dejó sin palabras’.