Debido a la situación sanitaria mundial y como medida de prevención de contagios y expansión de la pandemia de coronavirus, en Ecuador por el momento se encuentran prohibidas las corridas de toros, al igual que cualquier otro espectáculo masivo. Sin embargo, parece que todo espectáculo que involucre sufrimiento animal podría quedar suspendido permanentemente.
Sí, podría suceder a partir de la expedición de una ordenanza por parte de la alcaldía de Quito que prohíbe los espectáculos donde haya sufrimiento de animales. Es decir, si vamos al caso, esta medida busca también el fin de las corridas de toros en la ciudad. Una decisión frente a la cual los defensores de la «fiesta brava» intentan revertir legalmente la prohibición.
En el apartado «De los animales destinados al entrenamiento», el artículo 46 de la ordenanza reza: «De peleas o combates públicos o privados. Queda expresamente prohibido todo tipo de espectáculos públicos o privados que impliquen sufrimiento, maltrato, muerte o cualquier tipo de atentado al bienestar animal«.
Asimismo, también se precisó la prohibición de «cualquier tipo de espectáculo que involucre combates entre animales o entre animales y personas, así como el entrenamiento de animales para estos fines en el Distrito Metropolitano de Quito».
Cabe destacar que Quito mantiene una política animalista, pero algunos sectores se resisten. Actualmente, el municipio atraviesa un litigio en la corte constitucional de Ecuador con el que los amantes de la tauromaquia pretenden que prevalezca lo que llaman «derecho a la cultura» para frenar esta iniciativa.
Además, los sectores más conservadores buscan que en la Corte se revierta el resultado de una Consulta Popular de 2008. En ese entonces, más del 50 % de los habitantes de Quito apoyaron la prohibición de espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal.
Con la ordenanza emitida ahora, la abolición definitiva de la tauromaquia se siente más cercana en la capital de Ecuador. Si se logra mantener la normativa, dejará de suceder la corrida «Jesús del Gran Poder», una de las más importantes de América. La ordenanza de hoy se suma a la decisión de la actual alcaldía de Quito de eliminar de la centenaria Plaza Belmonte todos los festejos taurinos, dejando a Quito sin rastros de la fiesta brava en la conmemoración de su fundación cada diciembre.
Así, la fiesta brava en Quito vive un estado de agonía a la espera de que la corte constitucional se pronuncie sobre la pretensión de los taurinos de retomar las corridas, y sobre la posición de quienes insisten en rechazarlas porque representan sufrimiento para los animales.