Los científicos han pedido que se sacrifiquen los llamados ‘hipopótamos de la cocaína’ de Pablo Escobar.
El infame capo de la droga, muerto en 1993, había importado ilegalmente cuatro de estos mamíferos para su zoológico personal en los años 80.
El gobierno tomó el control de su propiedad después de su muerte, pero se dejó a los hipopótamos libres, viviendo allí mismo, y los ejemplares encontraron en este sitio un lugar propicio para reproducirse. Ahora se cree que podría haber hasta 100 hipopótamos ocupando estas tierras.
Los científicos advirtieron que este número podría crecer a casi 1.500 en 2040, momento en el que habrán causado un daño ambiental irreversible y la población será demasiado grande para controlarla.
La orina y las heces producidas por los animales son tóxicas y contienen bacterias que son peligrosas tanto para otras criaturas como para los humanos.
Su agresión también los vuelve peligrosos. Los hipopótamos matan a más personas anualmente en su África natal que cualquier otro mamífero, y el año pasado uno de los ‘hipopótamos de la cocaína’ arrojó a un ganadero al aire, rompiéndole la cadera, la pierna y varias costillas.
La ecologista Nataly Castelblanco-Martínez dijo a The Telegraph: «A nadie le gusta la idea de dispararle a un hipopótamo, pero tenemos que aceptar que ninguna otra estrategia va a funcionar».
«La reubicación podría haber sido posible hace 30 años, cuando solo había cuatro hipopótamos».
«La castración también podría haber sido eficaz si los funcionarios hubieran proporcionado recursos suficientes para el programa desde el principio, pero ahora la única opción es la matanza».
En África, los hipopótamos tienen que competir por el acceso al agua, defenderse de las enfermedades y evitar ser atacados por una variedad de depredadores. Mientras que en Colombia, un ambiente óptimo definido por la abundancia de lluvia y la falta de depredadores ha permitido que los hipopótamos de Escobar prosperen.
Los ecologistas han intentado esterilizar a los animales, pero es difícil encontrarlos e igualmente difícil encontrar sus órganos reproductivos, ya que los machos tienen testículos retráctiles.
Como tal, el ambientalista del gobierno David Echeverri López dijo que solo ha podido castrar alrededor de un hipopótamo al año, y se estima que la población aumentará aproximadamente un 10 por ciento al año.
A pesar de perder este juego de ponerse al día hasta ahora, Echeverri López todavía cree que debe haber una solución mejor que un sacrificio.
Le dijo a The Telegraph: «Tiene que haber otra solución. Estos hipopótamos se han convertido en parte de la identidad local. Pero el tiempo se acaba».