No es novedad que la contaminación plástica es un gran problema, pero parece que los microplásticos que la generan están en más lugares de los que creíamos. Un nuevo estudio revela que actualmente los microplásticos se encuentran también en el aire que respiramos.
En diferentes lugares alrededor del mundo se están tomando iniciativas para luchar contra la contaminación en plástica, ya sea a través de políticas públicas como prohibir los plásticos de un solo uso o por acciones que realizan diferentes organizaciones. Sin embargo, parece que este tipo de contaminación ha alcanzado niveles tan altos que los microplásticos ahora circulan en el aire que respiramos. Así lo reveló in estudio realizado por investigadores de Cornell y la Universidad Estatal de Utah.
El estudio se publicó en la revista científica Proceedings of the National Academy of Science el pasado lunes, 12 de Abril. «Encontramos mucho legado de contaminación plástica en todos los lugares que miramos; viaja en la atmósfera y se deposita por todo el mundo«, explicó Janice Brahney, una de las autoras del estudio, científica geológica y miembro de la Universidad Estatal de Utah, según informó el sitio de noticias Science Alert.
El estudio se llevó a cabo entre Diciembre de 2017 y Enero de 2019. Durante ese período, el grupo de investigación junto 313 muestras de microplásticos que fueron transportados por el aire de 11 locaciones diferentes de Estados Unidos. El 84% de ellos provenía del polvillo de las carreteras, mientras que el 11% venía del roseado oceánico y el 5% del suelo de agricultura.
«Este plástico no es nuevo de este año. Es de lo que ya hemos tirado al ambiente hace varias décadas«, aclaró Brahney.
El estudio indica, por lo tanto, que la contaminación plástico no está solo limitada a los espacios urbanos y de alta densidad de población. Las partículas de microplásticos viajan por todo el mundo, llevadas por el viento y alcanzando incluso los lugares más remotos, ni los parques nacionales quedan fuera.
«Es increíble que esta cantidad de plástico se encuentre en la atmósfera en esos niveles, y desafortunadamente acumulándose en los océanos y en la tierra, y simplemente recirculando y moviéndose por todos lados«, declaró Natalie Mahowald, quien trabaja en el Centro Cornell Atkinson para la Sostenibilidad.