Esta ciudad ubicada en Bélgica, conocida como “la Venecia del Norte”, es una de las ciudades medievales mejor conservadas en el mundo. Hasta el siglo XV fue un gran centro comercial de intercambio del norte de Europa.
Mientras estaba en París, decidí emprender una visita hacia esta maravillosa ciudad belga. La distancia entre ambas localidades es de solamente 300 kilómetros. Recorrí los principales atractivos de Brujas en cuatro horas. Por supuesto, ese tiempo no alcanza para conocer en profundidad ninguna ciudad, pero sí para llevarse un pantallazo de lo que regala cada sitio.
En este caso, esas horas me alcanzaron para enamorarme de Brujas y sus canales. Es una ciudad para caminar y dejarse sorprender por lo que encontraremos en cada una de sus calles.
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La estación en la cual visité este encantador lugar fue en otoño, por lo tanto, es recomendable llevar abrigo aunque las temperaturas no eran bajas, no se confíen del clima, ya que la por la mañana el tiempo era agradable, pero luego se sintió más el frío, sobre todo en el paseo por sus canales en los pequeños barcos.
Mi primera parada fue el Beaterio, data del siglo XIII. Este lugar fue construido a pedido de la condesa Margarita de Flandes, para albergar a las beguinas, como se llamaba antiguamente a las viudas y huérfanas de los cruzados, que se encontraban en estas comunidades dedicadas al cuidado de los desamparados.
Este lugar está colmado de un silencio que invita a disfrutar del perfecto bosque de Álamos. Actualmente, este sitio está habitado por las monjas benedictinas. Mi consejo es visitarlo por la mañana temprano, antes que los turistas lleguen a este lugar. Las fotografías que tomarás del Beaterio sin tanto tumulto, serán espectaculares.
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Luego, mi próxima parada fue el casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Si bien fue reconstruido, aún conserva intactas algunas edificaciones medievales. Dentro de esta recorrida, se puede visitar la Plaza Mayor, conocida también como Markt, esta plaza es el centro principal de Brujas.
Luego se encuentra la torre más característica de Brujas, Belfort. Con 83 metros de altura, se puede subir (tiene 365 escalones) y apreciar la maravillosa vista de Brujas. Otra parada imperdible es el ayuntamiento, el edificio más emblemático, conocido como Stadhuis. Su fachada maravillosa es de fines del siglo XIV.
Se puede visitar el museo Historium. Este lugar es propicio para adentrarse en la historia de Brujas y sumergirse en la época dorada de la Edad Media. El museo posee siete salas ambientadas con escenarios históricos y animaciones en 3D. En mi caso no lo recorrí completo pero se puede acceder a sus primeras salas gratuitamente.
En el paseo por Brujas, llaman la atención la cantidad de negocios de chocolaterías que hay. Es más, se puede visitar el Museo del Chocolate, el cual brinda información sobre la historia, la producción y preparación de este alimento. Siguiendo el paseo, no te asustes si te perdés por sus calles sinuosas, si te pasa como a mi, en cada desorientación, se termina encontrando otro sitio precioso de Brujas.
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Otra actividad espectacular y obligatoria es el paseo por los canales de Brujas. Mientras se lo realiza, un guía explica todo lo que se va apreciando alrededor. Estas navegaciones van por los dos canales principales: el Dijver y el Gronereri, pasando por distintos puentes, en los cuales hay que agachar la cabeza porque pasa muy cerca de la construcción. La duración es de aproximadamente media hora.
Brujas, es sin dudas, una ciudad salida de un cuento de hadas, con sus canales y sus edificaciones te sumergen en otra época y una vez de vuelta a la realidad, querrás volver a vivir su magia.