Gijón es una gran ciudad costera en el norte de España. Es conocida por su patrimonio marítimo y el antiguo barrio de pescadores de Cimadevilla. Como indica la tradición española, Gijón también ha sido histórica sede de las corridas de toros y se suma a la lista de municipios que tras decenas y decenas de años prohibirán dichos eventos. La primera en renegar de las corridas de toros fue Tosa de Mar, en Girona; luego siguieron Canarias, Barcelona y otras localidades.
¿Por qué Gijón ha decidido tal medida? La plaza de toros de El Bibio de Gijón no volverá a albergar la tradicional feria taurina de Begoña, ya que el Ayuntamiento de la ciudad no renovará la concesión del mismo. La razón se debe ni más ni menos que por considerar que no se pueden utilizar los toros para “desplegar una ideología contraria a los derechos humanos”.
Al respecto, Ana González, la alcaldesa de Gijón, ha expresado: “Se ha acabado la feria taurina… Una ciudad que cree en la igualdad de mujeres y hombres, que cree en la integración, en las puertas abiertas a todo el mundo no puede permitir este tipo de cosas«. En parte, la suspensión tiene como origen el acontecimiento suscitado en la última corrida de la feria de este año, donde dos de los morlacos de la ganadería de Daniel Ruiz se llamaban “Feminista” y “Nigeriano”, ha suscitado gran malestar entre asociaciones feministas y animalistas y ha precipitado una decisión que ya estaba prevista.
Los nombres de estos dos toros lidiados por Morante de la Puebla el pasado domingo 15 de agosto en Gijón han generado polémica en redes sociales y han despertado quejas por parte de asociaciones feministas y animalistas. De esta manera, según ha trascendido, el Consistorio no concederá una tercera prórroga de la concesión firmada en 2016 ni sacará una nueva convocatoria, pese a que el pago de la adjudicataria supone 50.000 euros al año para el ayuntamiento.
A pesar de que se trata de una iniciativa que va en consonancia con la necesidad de repensar y cuestionar muchas de las prácticas y tradiciones que hemos impuesto en el mundo, la medida ha despertado gran polémica en especial en quienes consideran la anulación de la corrida de toros en Gijón como «un liberticidio ilegal y empobrecedor«. Insolitamente, la Fundación Toro de Lidia ha comparado a la alcaldesa de Gijón con los talibanes por prohibir las corridas. Por supuesto, cuando los intereses económicos se ven afectados no es casual que la reacción sea semejante.
En parte, los detractores a esta cancelación justifican que el nombre de los toros viene heredado de vacas de hace 35 años y responde a exigencias de la normativa para la inscripción de nacimientos de reses de lidia en el Libro Genealógico.
De hecho, fue el gobierno socialista de Felipe González el que dio luz verde, en el año 1986, al Real Decreto sobre genealogía en el toro de lidia donde se indica que el astado hereda el nombre de la madre. En base a esto, algunos de los maestros participantes en la Feria acusan a la alcaldesa de desinformación y piden que saque la tauromaquia del debate político. Sin embargo, la decisión parece ya estar tomada y no tener punto de retorno.