Arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), España, y del Centro de Documentación del Antiguo Egipto del Ministerio de Antigüedades de Egipto (CEDAE), han descubierto los restos de una esfinge faraónica en la necrópolis egipcia de Luxor.
De la figura se puede observar parte de la sien, el arco de la ceja y hasta el hueco de la nariz; todo con proporciones exactas. Según los expertos, la esfinge que representa al guardián de las momias reales de Luxor, tiene unos 20 metros de alto y parece haber sido destruida intencionalmente por resultar molesto para otras creencias, quienes borraron su rostro.
«Es muy posible, con toda la cautela con la puedo hablar, que la destrucción sea cristiana o musulmana. Fue destruida probablemente para evitar el culto de esa efigie», comentó el responsable del estudio “C2 Project”, que se lleva a cabo desde hace varios años en el Valle de la Cachette Real, ubicado entre el Valle de los Reyes y el templo de Hatshepsut de Deir El Bahari, en la milenaria ciudad egipcia de Luxor.
Los materiales encontrados durante las excavaciones, apuntan a que esta vandalización fue tardía, casi de la época medieval. Si bien los especialistas reconocieron que aún no han podido precisar con exactitud su antigüedad, estiman que es muy posterior a la Esfinge de Guiza, que data de unos 5.000 años.
«Si cogemos lo que hemos encontrado predinástico, que sería entre el 3.600 y el 3.700 AC y la destrucción, que se puede situar en torno al siglo VI o VII, el arco cronológico es enorme. Debo advertir que, por ahora, solo tenemos una evidencia predinástica, solo una. Pero, como digo a la gente de mi equipo, una es el 100 por cien más que no tener ninguna», sostuvo el experto.
Por último, además de la esfinge gigante de la que no se sabía absolutamente nada hasta hoy; en la misión, también se pudo identificar un alto número de grafitos en las rocas del lugar, animales momificados, ofrendas y una tumba inexplorada.