Un tiburón blanco atacó al joven Nathaniel Drummond en el medio de una carrera de surf ski en Adelaida y su embarcación terminó partida a la mitad
A pesar de que ha sido un invierno y una primavera bastante tranquilas para Australia, este fin de semana sucedió un terrible accidente en una carrera de surf ski en Seacliff, en el sur de Australia, que ha dejado impactantes imágenes de una embarcación de fibra de vidrio partida totalmente por la mitad a causa de un mordisco gigante de un tiburón blanco (los expertos, que analizaron un diente clavado el surf ski, determinaron que de 3,5 metros).
El acontecimiento ocurrió sobre la media mañana, en una carrera de surf ski que partía del Seacliff Surf Livesaving Club, al sur de Adelaida. Apenas llevaban un kilómetro cuando uno de sus participantes, Nathaniel Drummond, fue atacado por un tiburón blanco: desde abajo y con mucha fuerza. Sin exagerar, fue tal la embestida que recibió que el participante salió volando por los aires: «Mi esquí simplemente se elevó sobre el agua. Lo siguiente que recuerdo es estar en el aire y al poco en el agua, donde también cayó una figura gigante. Era un gran tiburón». Su manera de actuar fue rápida y efectiva, ya que instantáneamente se desató de la cuerda que lo unía al bote y nadó con rapidez hasta el barco de salvación. «Afortunadamente pude saltar a su embarcación y me llevaron a un lugar seguro», aseguró.
Allí lo estaba esperando su padre, Murray Drummond, el encargado de cronometrar la prueba, que había visto lo sucedido desde la orilla. «A los 30 segundos de empezar la carrera vi que cada uno empezaba a ir en diferentes direcciones y supe que pasaba algo. Escuché por la radio que había un tiburón y había una embarcación mordida. Deseaba que no fuera Nathaniel, pero cuando lo supe mi corazón se paró. Por suerte, cuando le vi en la playa sonriendo no cabía de la emoción. Corrí hacia él y le di un fuerte abrazo». Aseguró con precisión: «No te das cuenta de lo que amas a tus hijos hasta que sucede algo como esto».
Lejos de dejarse dominar por el miedo, la víctima del ataque aseguró que «esa misma noche volvería a entrenar». Sin embargo, también se aseguró de calmar a los bañistas afirmando que «Estábamos en aguas bastante profundas, no hay por qué temer nada, es un accidente poco habitual, de esos que suceden una vez entre un millón». A pesar de ello, tuvo muchísima suerte de haber salido del agua sin ninguna herida después de ver como terminó su surf ski. Definitivamente había sido su día de suerte.