Sorprendente: en las últimas horas ha trascendido un modus operandi bastante insólito respecto a la transmisión del Mundial de Fútbol en Qatar por parte de China. Según han indicado medios internacionales, el país asiático estaría censurando las imágenes en las que se observan públicos masivos sin mascarilla.
La medida toma notoriedad en medio de las crecientes protestas contra la política de COVID cero: las imágenes de multitudes dentro de los estadios han causado enfado entre ciudadanos hartos de las restricciones contra el Covid-19. El motivo no es casual: China es la última gran economía mundial que, habiendo pasado ya más de dos años del inicio de la pandemia, aún continúa aplicando una dura estrategia contra el coronavirus.
Bajo el nombre de “Cero Covid”, las autoridades gubernamentales todavía mantienen la imposición de confinamientos de barrios y ciudades enteras, periodos de cuarentena y tests masivos, una disposición que a los habitantes ya comienza a cansar y razón por la cual en los últimos días se han convocado protestas para mostrar el descontento hacia ello.
En ese sentido, y de manera estratégica para evitar aún más disgustos, la cadena deportiva de la CCTV remplazó sistemáticamente, en la rentransmisión del partido Japón-Costa Rica, las imágenes en que aparecía gente sentada demasiado junta con planos de jugadores o planos del público tomados lo suficientemente lejos como para que no se distinguieran las caras. La medida fue constatada por AFP, la agencia de noticias más antigua en el mundo.
Así, los telespectadores chinos veían poco y nada al público de los estadios sin mascarilla. Curiosamente, Beijing se encuentra especialmente blindada contra los rebrotes desde 2020, y aún así experimenta ahora sus niveles más altos de contagios. Según el último parte oficial, el sábado pasado fueron detectados más de 4.300 nuevos casos, de los que el 82 % son asintomáticos según los estándares de las autoridades sanitarias.
En los últimos días, importantes urbes chinas han iniciado protestas para acabar de una vez por todas con este escenario cada vez más desalentador a la hora de recuperar la «normalidad»: ciudades como Beijing, Shanghái, Wuhan o Nanjing se han mostrado indignadas tras un triste episodio ocurrido en Urumqi (noroeste del territorio chino) que provocó la muerte de 10 personas como consecuencia de un incendio en un edificio aparentemente confinado.