Los médicos tienen fama de escribir mal. No en vano existe la expresión «letra de médico” para referirse a una caligrafía casi ilegible que, en todo caso, sólo el arte y la sabiduría del farmacéutico puede descifrar. De hecho, si se busca la definición de «legibilidad” en algunos diccionarios online se muestran como ejemplos frases como: «la legibilidad de esta receta médica es nula”. La cultura popular considera este hecho como una cualidad casi inherente a la profesión médica.
El ilustrador, diseñador y creativo Alexis Moyano, subió a twitter su divertido trabajo de diseñar una fuente tipográfica que simule la «letra de los médicos»
El debate. ¿Los médicos tienen peor letra que el resto de la población?
En un trabajo realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Kansas se seleccionaron a 20 trabajadores (10 varones y 10 mujeres, todos diestros) de 7 profesiones distintas (contables, abogados, constructores, científicos, médicos, mecánicos e ingenieros) y se les pidió que escribieran una frase determinada en un tiempo que no superara los 17 segundos. A continuación, cuatro investigadores evaluaron independientemente la legibilidad de las distintas frases, otorgando una calificación del 1 al 4 (deficiente, pasable, buena y excelente) sin conocer datos de aquéllos que las escribieron. Tras ajustar por edad y nivel académico, la única diferencia realmente significativa fue entre hombres y mujeres pero no entre profesiones. En todos los casos el 40% de las oraciones escritas por varones eran ilegibles (considerando ilegible una puntuación inferior a 2), frente al 20% en el caso de las mujeres. En este estudio, la letra de los médicos no fue más ni menos legible que la de otras profesiones.
En la literatura médica, sin embargo, también aparecen publicaciones que concluyen afirmando que los médicos poseen peor caligrafía que el resto de trabajadores sanitarios.
Problemas y consecuencias de la «letra de médico»
Un paso más allá resulta la judicialización de este problema y las condenas a los médicos y/o farmacéuticos por no escribir de forma clara en la prescripción de un fármaco, dispensándole el farmacéutico otro diferente con el resultado final de la muerte del paciente. Aunque se han publicado muchos casos, comentaremos unos pocos. Así, un médico debió pagar una indemnización de 225.000 dólares a la familia de un paciente que falleció porque en una receta en la que había prescrito 20 mg de Isordil (dinitrato de isosorbide) fue interpretada por el farmacéutico como Plendil (felodipino), un antagonista del calcio utilizado en el tratamiento de la hipertensión arterial, cuya dosis máxima es 10 mg/día. Después de 6 días tomando una sobredosis de felodipino, el paciente falleció de un infarto de miocardio. La profesionalidad y la atención que el médico tuvo con el paciente no fue puesta en duda por el jurado, quien condenó la ilegibilidad de su prescripción que causó la muerte del paciente. El farmacéutico debió pagar una indemnización equivalente a la del médico.
Parece claro que un porcentaje considerable de médicos tienen una letra ilegible que condiciona, por una parte, una importante dificultad para entender un informe médico escrito a mano, sobre todo para la población no relacionada con la Sanidad, y que, por otra, en muchas ocasiones es la causa de la dispensación y administración de medicación errónea.