Con un gran susto en sus corazones. Así fue como quedaron Anela, una niña de seis años, y su madre, Sheri Gouveia. Este incidente seguramente dejará una impresión imborrable en su memoria tras su última visita a la playa. Sheri estaba grabando a su hija con su teléfono móvil mientras disfrutaba de un chapuzón en la playa de Kalama, ubicada en Kailua, Hawái, Estados Unidos. Sin embargo, lo que capturó en su grabación fue algo completamente inesperado: un tiburón que se acercaba peligrosamente a la pequeña.
La madre se encontraba en la arena, grabando cómo su hija jugaba plácidamente en la playa. Vio a Anela saltar con las olas, pero de repente la niña empezó a gritar y correr hacia la orilla. «¡Tiburón!», se escuchó su grito.
La madre relató en una entrevista con la emisora de radio KITV4: «La estaba grabando mientras hacía travesuras y de repente, salió del agua gritando y vino hacia mí para contarme lo que vio. Cuando llegó a donde yo estaba, estaba completamente histérica. Yo me quedé en estado de shock, pensando ‘¡Dios mío!’. Corrí hacia donde ella estaba, intentando ver si el tiburón seguía en el agua, pero no pude avistarlo».
Cuando regresaron a casa, Sheri revisó nuevamente las grabaciones en busca de pistas y pronto se percató de que, efectivamente, se trataba de un tiburón que había emergido a escasos centímetros de su hija.
La niña compartió su experiencia con la emisora: «Vi un tiburón. No me di cuenta de que lo tenía justo detrás de mí. Cuando lo vi, quise alejarme, estaba muy asustada».
Los expertos coinciden en que es posible que se tratara de un tiburón de punta negra, una especie conocida por buscar comida en aguas cercanas a la costa. A pesar del susto, confirman que la niña probablemente no estaba en su lista de opciones, ya que su principal dieta se compone de peces de menor tamaño.