La gripe aviar se cobra la primera víctima entre los osos polares y esto genera preocupación por la nueva cepa viral

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La fatalidad golpea a la fauna del Ártico: un oso polar ha sucumbido a la letal influencia de la gripe aviar, marcando un giro alarmante en la propagación del virus. Desde su origen en aves silvestres y de corral en 2021, este patógeno ha expandido su mortal alcance a más de 40 especies de mamíferos, incluyendo a estos emblemáticos habitantes del hielo.

La confirmación, anunciada por el Departamento de Conservación Ambiental de Alaska, revela el primer caso conocido de esta enfermedad entre los osos polares. Según el veterinario Bob Gerlach, el oso pudo haberse infectado al alimentarse de aves ya afectadas, desatando preocupaciones sobre la dispersión global del virus incluso en regiones remotas como el Ártico y la Antártida.

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La cepa H5N1 de la gripe aviar, detectada por primera vez en 1996, ha evolucionado a un subtipo -clado 2.3.4.4b- que ha viajado desde Asia y África hasta Europa, Oriente Medio y, más recientemente, América. Esta expansión ha llevado a la infección de mamíferos, planteando temores sobre posibles brotes entre humanos.

Expertos, como el investigador Pablo Plaza del Conicet, han observado cómo este virus ha afectado a más de 45 especies de mamíferos, desde lobos marinos hasta osos polares, generando convulsiones e incoordinación. A pesar de la baja probabilidad actual de transmisión entre humanos, existe la preocupación por una posible adaptación del virus.

La trágica pérdida del oso polar se une a una serie de alarmantes eventos en diversas regiones, desde elefantes marinos hasta aves antárticas, desencadenando llamados de alerta de la FAO. Con más de 12 millones de aves sacrificadas en 2023, se advierte sobre un potencial impacto devastador para el 2024.

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A pesar de que el riesgo de transmisión humana sigue siendo bajo, la capacidad de este virus para adaptarse a mamíferos plantea un escenario inquietante. Los ecosistemas polares, únicos y vulnerables, podrían enfrentar uno de los mayores desastres ecológicos si el virus alcanza a especies exclusivas de estas regiones.

El mundo observa con cautela, consciente de que la lucha contra esta gripe aviar, que ya ha reclamado vidas animales, podría representar una amenaza más grave en un futuro no muy lejano. Los esfuerzos se enfocan en comprender y contener una epidemia que desafía los límites de la fauna silvestre y la biodiversidad mundial.

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