En un acto conmovedor de solidaridad y conciencia ambiental, la pequeña localidad de Pothakud, al sur de India, optó por vivir a oscuras durante 35 noches para preservar el nido de una urraca oriental y garantizar la eclosión de sus huevos.
El gesto altruista fue iniciado por Karuppu Raja, un joven de 25 años, quien descubrió el nido mientras se dirigía a encender las luces del pueblo. Al percatarse de la presencia del ave y sus tres huevos, decidió tomar medidas para protegerlos.
Cuando intentó encender las luces, la urraca manifestó su miedo, lo que llevó a Raja a comprender el peligro que representaba para el ave y sus crías el alumbrado público. Consciente de la situación, compartió la noticia con sus vecinos a través de un grupo de WhatsApp, solicitando mantener las luces apagadas.
La comunidad, comprensiva y solidaria, accedió a la petición de Raja y mantuvo las calles sin iluminación durante más de un mes. El compromiso de los habitantes de Pothakud permitió que la urraca y sus crías se desarrollaran en un entorno seguro y tranquilo.
Gracias a esta muestra de empatía y cuidado, los huevos eclosionaron después de las 35 noches de oscuridad, y las crías, una vez crecidas y capaces de volar, abandonaron el nido. Con ello, el pueblo encendió nuevamente las luces en una celebración de vida y cooperación.
El gesto de Pothakud no solo salvó a las aves, sino que también inspiró a personas de todo el mundo con su demostración de compasión y respeto por la naturaleza.
La urraca oriental, con su plumaje azul iridiscente y alas largas, es nativa del este de Asia, extendiéndose desde el norte de Birmania hasta el suroeste de Rusia. Su presencia en Pothakud, protegida por la comunidad, es un recordatorio del poder del cuidado colectivo en la conservación de la vida silvestre.