El legendario perro san Bernardo que cautivó corazones en la pantalla grande, Beethoven, se convirtió en un ícono del cine familiar de los años 90. Pero detrás de las cámaras, la historia de este canino fue tan emotiva como la que vimos en la pantalla.
Hace casi tres décadas, en 1992, un pequeño cachorro de san Bernardo escapó de una perrera y de alguna manera encontró su camino hacia el hogar de la familia Newton. Al principio, el padre de familia, George, tenía sus dudas sobre la idea de agregar otro miembro peludo a la familia. Sin embargo, el afecto y la insistencia de sus hijos, Alice, Ryce, Ted, y la encantadora Emily, pronto lo persuadieron de que este cachorro tenía un lugar especial en sus vidas.
Este adorable san Bernardo fue bautizado como Beethoven y rápidamente se convirtió en mucho más que una simple mascota para los Newton; se convirtió en un miembro querido y esencial de la familia. Su presencia llenó el hogar de alegría y afecto, y cada uno de los miembros de la familia encontró en él un compañero leal y amoroso.
Las travesuras de las primeras películas nos llevaron a través de las travesuras y aventuras de Beethoven mientras se adaptaba a su nuevo hogar y se ganaba el corazón de cada miembro de la familia. Desde enfrentarse a estafadores hasta salvar a Emily de un incidente en la piscina, Beethoven demostró ser mucho más que un simple perro.
En la segunda película, la trama se complica con la llegada de Missy, una compañera canina con la que Beethoven comparte un amorío secreto y que produce una camada de cachorros adorables.
La fama de Beethoven se extendió más allá de la pantalla, pero su historia está marcada por tragedias detrás de cámaras. El san Bernardo que dio vida a Beethoven en realidad se llamaba Chris. Aunque hay algunas informaciones que sugieren que el amigo peludo falleció poco después del estreno de la segunda película, según una información de TMZ, la realidad es aún más desgarradora. Chris fue abandonado por su dueña y encontró su triste destino en condiciones desoladoras.
Concretamente, el sábado 19 de junio de 2011, una voluntaria de un refugio se topó con un perro de enorme tamaño abandonado en un camino forestal, mostrando las marcas del sufrimiento que había padecido durante horas interminables. Ese perro era Beethoven, solo y sin vida en medio de la nada.
¿Cómo pudo llegar a este desenlace tan trágico? Después de una investigación exhaustiva, los responsables descubrieron que la responsable de Chris, nuestro querido Beethoven, lo había abandonado el 24 de abril del mismo año, con la esperanza, según su testimonio, de que alguien lo encontrara y lo acogiera en su hogar, inspirados por la película que lo catapultó a la fama mundial.