El bar Versalles se fundó en 1915, pero el propietario ya no puede soportar los altísimos precios del alquiler.
Ciudades de todo el mundo vieron cómo su vida nocturna y restaurantes luchaban por recuperarse de la pandemia, y Barcelona no fue la excepción. El aumento de los costos de funcionamiento y los alquileres también ha provocado la desaparición de muchos lugares populares, y uno de los bares más emblemáticos de la ciudad es la última víctima. Se trata del bar Versalles.
El Bar Versalle abrió sus puertas en 1915, hace 109 años, en el barrio de Sant Andreu, y desde entonces ha sido un animado lugar de encuentro en la calle Gran de Sant y la plaza del Comerç. Solía estar regentado por la familia Heredero, pero pasó a manos de Pere Riera tras una gran reforma allá por 2012.
Está lleno de historia: durante la guerra civil española, el bar actuó como refugio antiaéreo para el barrio, y es una característica distintiva de Andreu. Sin embargo, Pere Riera no ha podido hacer frente a la asombrosa cifra de 10.000 euros de alquiler mensual y el bar acaba de verse obligado a cerrar.
El viernes (31 de mayo), el Bar Versalle no abrió como de costumbre y los transeúntes se encontraron con ventanas cubiertas con papel y cinta adhesiva, según Betevé.
Desde hace tiempo, el establecimiento intenta adaptarse a los nuevos tiempos, renovando su carta con clásicos como las croquetas sin gluten con patatas bravas y un montón de sabrosos bocadillos, ensaladas y carnes. Ha alimentado y saciado a generaciones de clientes, pero parece que mantenerse al día con los pagos del alquiler era una tarea imposible.
La noticia es preocupante para algunos visitantes de larga data. Pero Bar Versalles siempre será una parte importante de la historia de este barrio.