Fundada en 1968, Royal Caribbean es una de las principales líneas de cruceros del mundo, con sede en Miami, Florida, llevando millones de personas alrededor del globo cada año con una amplia gama de ofertas vacacionales.
La nave insignia de la compañía, Wonder of the Seas, puede transportar a más de 7,000 pasajeros.
Además, está el Serenade of the Seas, utilizado por Royal Caribbean para su Ultimate World Cruise, un viaje que circunvala el mundo durante nueve meses consecutivos.
La clave para que todas estas travesías sean un éxito abrumador radica en los miles de empleados dedicados a hacer las vacaciones de los clientes lo más perfectas posible, desde la limpieza de sus habitaciones y la preparación de alimentos en los restaurantes del barco hasta la organización de excursiones y la preparación de cócteles.
También se realiza una cantidad impresionante de trabajo vital que los pasajeros nunca verán; los trabajos detrás de bastidores que mantienen al barco funcionando sin problemas en todos los sentidos.
Esto incluye ejercicios de perforación en caso de eventos extremos como un incendio.
Sin embargo, lo que más preocupa a Earnshaw no es un evento predecible en el mar, sino un fenómeno natural imprevisto y aterrador: las tormentas que no pueden ser rastreadas.
Hablando sobre este desafío, Craig Seltzer, meteorólogo jefe de Royal Caribbean, explicó la dificultad real que suponen las tormentas tropicales y huracanes que pueden afectar múltiples itinerarios planificados para los barcos.
«Anticipamos: ¿dónde estará la tormenta? ¿Dónde estará mi barco? ¿Qué haré con mi barco?», compartió Seltzer en una entrevista con Mark Sudduth de Hurricane Track en YouTube.
Royal Caribbean se esfuerza por gestionar estos riesgos mediante pronósticos a largo plazo y monitoreo constante del clima portuario y durante el viaje. Sin embargo, las tormentas imprevistas, especialmente lejos de la costa, representan una amenaza significativa.
Estos eventos pueden causar problemas importantes para un crucero, desde cambios repentinos en las ráfagas de viento que pueden desordenar las sillas de cubierta hasta ajustes logísticos complejos en los puertos.
Para Earnshaw y su equipo, estar preparados para lo inesperado es fundamental para asegurar la seguridad y la experiencia placentera de los pasajeros en los cruceros de Royal Caribbean.