Una tragedia sacudió la recreación de un viaje vikingo cuando la embarcación en la que viajaba la arqueóloga estadounidense Karla Dana se volcó en las frías aguas del Mar del Norte. El incidente ocurrió durante un intento de recrear la travesía que los vikingos realizaron en el siglo IX, desde las Islas Feroe hasta Noruega, una odisea que pretendía revivir la historia, pero que terminó en desastre.
Karla Dana, de 29 años, era parte de un grupo de seis personas a bordo de una réplica de un barco de pesca de las Islas Feroe, nombrado Noddoddur en honor al explorador noruego que se cree descubrió Islandia en el siglo VIII. Este barco de 10 metros de longitud, hecho de madera y sin motor, se lanzó al mar el sábado 24 de agosto, con la esperanza de llegar a la costa noruega en una travesía de 680 kilómetros. Sin embargo, el viaje se vio truncado por una tormenta feroz que golpeó la embarcación el martes 27 de agosto.
La tormenta no solo trajo vientos implacables y olas que superaban la capacidad del pequeño barco, sino que también dejó a la tripulación sin posibilidad de maniobrar, ya que solo contaban con velas y remos para enfrentar el brutal entorno marino. A pesar de enviar una señal de socorro, un helicóptero que sobrevoló la zona determinó que se trataba de una falsa alarma, según reportes de medios noruegos.
El cuerpo de Karla Dana fue encontrado la mañana del 28 de agosto, a solo unos cientos de metros de los restos del naufragio y a 60 kilómetros de la isla costera noruega de Måløy. Mientras que los otros cinco miembros de la tripulación, originarios de Suiza y las Islas Feroe, sobrevivieron al horror en una balsa inflable antes de ser rescatados por un helicóptero, Dana fue la única víctima mortal de esta trágica expedición.
El viaje había sido ampliamente promocionado en redes sociales como una experiencia inolvidable que llevaría a los participantes «de vuelta al tiempo de los vikingos». Karla Dana, una apasionada exploradora y arqueóloga, había documentado su preparación y pensamientos sobre la expedición en un blog, donde expresó su entusiasmo por ser parte de esta aventura, a pesar de reconocer los peligros que el Mar del Norte podía presentar.
“Es difícil evitar que la emoción se convierta en miedo cuando ves esas olas moviendo enormes barcos modernos como si fueran juguetes”, escribió Dana antes de embarcarse en el viaje. “Pero hay una belleza salvaje en el Mar del Norte, un recordatorio del poder crudo de la naturaleza, y me siento increíblemente afortunada de ser parte de esta aventura”.
El dueño del barco, Bergur Jacobsen, reveló que el Noddoddur había participado en viajes similares a Islandia, Noruega y las islas Shetland en el pasado, pero subrayó que no se trataba de un barco vikingo, sino de una réplica de un barco de pesca feroés tradicional, diseñado para navegar en condiciones difíciles, pero sin el respaldo de la tecnología moderna.
Mientras las autoridades noruegas continúan investigando las causas exactas del naufragio, la comunidad arqueológica y exploradora lamenta la pérdida de Karla Dana, quien, en busca de una conexión con la historia y la naturaleza, encontró su fin en una de las travesías más desafiantes que el hombre ha intentado revivir.