Un reconocido astrofísico de la Universidad de Harvard, Avi Loeb, ha revolucionado el campo de la astrobiología con sus nuevas teorías sobre la búsqueda de vida extraterrestre. Durante años, Loeb ha sido un ferviente defensor de la idea de que podríamos encontrar evidencia de vida fuera de nuestro planeta explorando objetos espaciales y, sorprendentemente, los océanos de la Tierra.
En una reciente entrevista con el portal LiveScience, Loeb compartió su convicción de que es factible identificar objetos artificiales entre los escombros espaciales que llegan a nuestro sistema solar. “Es fácil distinguir entre un objeto natural y uno artificial. Podría haber mucha basura espacial generada por civilizaciones pasadas… Me gustaría ver si entre las rocas que llegan al sistema solar desde otras estrellas hay algún desecho tecnológico”, explicó el científico.
Loeb no es ajeno a la controversia; su teoría más notable hasta la fecha es que el objeto interestelar ‘Oumuamua’ podría ser una señal de vida extraterrestre. Según el astrofísico, la comunidad científica ha dedicado 70 años a buscar señales de radio para detectar vida inteligente, pero él sugiere un cambio radical de enfoque: comenzar a investigar en nuestros propios océanos.
En 2023, Loeb lideró una expedición cerca de Papúa Nueva Guinea, donde desenterró cientos de pequeñas esferas de metal que podrían ser restos de un meteorito interestelar. Los primeros análisis indicaron que estos restos tenían una composición química inusual y una resistencia superior a la de los meteoritos de hierro conocidos en nuestro sistema solar. “Queremos comprobar las propiedades del material. Además, si obtenemos una pieza grande, podemos realizar un análisis de isótopos y datar la edad del material para demostrar que es diferente de la edad del sistema solar”, comentó Loeb.
La propuesta de Loeb de buscar signos de tecnología extraterrestre en los océanos y los objetos espaciales plantea un emocionante y nuevo camino en la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. Mientras el debate continúa, su trabajo sigue desafiando las nociones establecidas y abre puertas a nuevas posibilidades en el campo de la astrobiología.