Durante las obras del Plan de Vivienda Municipal en el barrio madrileño de Méndez Álvaro, un hallazgo inesperado ha sorprendido a los arqueólogos y al mundo científico. Debajo del asfalto de esta zona, se han encontrado restos fósiles de un asentamiento nómada que data de hace 26.000 años, perteneciente al Pleistoceno. Este descubrimiento es único en la Meseta Central, siendo el primer asentamiento de este tipo registrado en la región.
El equipo encargado de la excavación está compuesto por 30 especialistas, entre paleontólogos, geólogos y restauradores, quienes trabajan intensamente para estudiar los vestigios humanos y animales encontrados. Pilar Oñate, directora de la excavación, señaló la importancia de este hallazgo, ya que hasta ahora los únicos asentamientos similares en España se habían encontrado en cuevas de la cornisa cantábrica.
La explicación científica apunta a que hace miles de años, el área donde hoy se encuentra la M-30 era cruzada por dos afluentes del río Manzanares, lo que la convertía en un punto clave para los humanos y animales de la época. Además de restos fósiles, se han encontrado herramientas prehistóricas utilizadas para la caza, así como huellas de herbívoros y un rinoceronte prehistórico.
A pesar de la relevancia arqueológica del hallazgo, las obras de renovación en el barrio continúan. Juan Sanguino, codirector del proyecto, mencionó que, aunque su equipo se encarga de rescatar los restos arqueológicos, no tienen el poder para detener las obras. Esto ha generado debate sobre si se debería haber designado la zona como reserva arqueológica.
Con el descubrimiento de este asentamiento prehistórico, Madrid suma un nuevo capítulo a su rica historia subterránea, y no se descarta que en otras áreas del barrio puedan encontrarse más fósiles únicos en el futuro.
