El huracán Helene, que azotó el sureste de Estados Unidos la semana pasada, ha cobrado la vida de 200 personas, convirtiéndose en una de las tormentas más mortales en la historia reciente del país. Con vientos implacables y lluvias torrenciales, Helene destruyó infraestructuras clave y dejó a millones sin electricidad, afectando gravemente a estados como Florida, Georgia y las Carolinas.
El presidente Joe Biden ha visitado las zonas más afectadas y ha ordenado el despliegue de tropas para ayudar en las tareas de rescate y reconstrucción. En Carolina del Norte, más de 1.000 soldados han sido enviados para apoyar las labores de socorro, mientras que en Georgia, las autoridades luchan por restablecer el suministro eléctrico a más del 90% de los hogares y negocios que siguen sin luz.
Los daños son colosales, con cientos de carreteras intransitables y zonas rurales completamente aisladas. Los supervivientes, aún conmocionados, se enfrentan a la ardua tarea de reconstruir sus vidas. En localidades como Chimney Rock, Carolina del Norte, las escenas de destrucción son abrumadoras, con puentes y carreteras barridos por la fuerza de la tormenta.
El esfuerzo comunitario ha sido clave en esta crisis. Equipos de voluntarios, como la Armada Cajún, están brindando asistencia en zonas remotas, mientras que organizaciones como World Central Kitchen, dirigida por el chef José Andrés, se han movilizado para proporcionar alimentos a las personas afectadas. En Asheville, Carolina del Norte, la dueña de un restaurante local se comprometió a preparar 1.000 comidas diarias para ayudar a los más necesitados.
A medida que las autoridades avanzan con las tareas de rescate, SpaceX ha ofrecido 30 días de internet gratuito a las zonas afectadas a través de su servicio Starlink, proporcionando una valiosa herramienta de comunicación para los esfuerzos de socorro. Sin embargo, los desafíos persisten, y se espera que la restauración completa de los servicios básicos, como el agua y la electricidad, tome semanas.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) ha desplegado más de 3.500 efectivos en las áreas afectadas, pero la magnitud del daño hace que la recuperación sea un proceso lento y prolongado.
Helene, con su rastro de destrucción y su elevado número de víctimas, será recordada como una de las tormentas más devastadoras en la historia reciente del país, resaltando una vez más la vulnerabilidad del sureste de Estados Unidos ante la furia de la naturaleza.