El turismo en Japón ha crecido de manera exponencial en los últimos años, lo que está afectando profundamente a la cultura y las costumbres de este país conocido por su cortesía y respeto. La llegada masiva de visitantes, especialmente en ciudades como Tokio y Kioto, ha generado un impacto negativo en la convivencia social y en los lugares emblemáticos del país.
Antes, los turistas que llegaban a Japón lo hacían con un profundo conocimiento y respeto por las costumbres locales. Hoy en día, muchos llegan sin ninguna preparación cultural. Como señala Enrique Medina, fotógrafo y guía turístico en Japón, «ahora los turistas buscan más compras y menos templos, más comida rápida y menos sushi». Este cambio ha sido impulsado en parte por la devaluación del yen, lo que ha incentivado los viajes al país.
Uno de los lugares donde más se ha notado este impacto es en los vagones de tren, donde el ruido y las conversaciones en voz alta de los turistas han perturbado la tranquilidad que caracteriza a los japoneses. Como respuesta, las compañías de metro han lanzado campañas educativas para promover el respeto y la armonía entre los pasajeros.
En el histórico barrio de Gion, en Kioto, las geishas y maiko (aprendices de geisha) han sido acosadas por turistas que buscan obtener una fotografía, lo que ha llevado a la implementación de multas y restricciones. Este fenómeno conocido como «geisha-paparazzi» es un ejemplo claro de cómo el turismo masivo está deteriorando las tradiciones locales.
En un intento por mitigar los efectos del turismo desmedido, algunas localidades, como Kawaguchiko, han implementado medidas como la colocación de lonas para bloquear las vistas al monte Fuji y así desincentivar el tráfico de turistas. Sin embargo, estas acciones son temporales y los visitantes han encontrado otras maneras de continuar con sus actividades.
Viajar a Japón no solo implica disfrutar de su belleza y cultura, sino también respetar sus tradiciones y modos de vida, algo que cada vez más turistas están dejando de lado.