En Japón, el famoso izakaya Shachihoko-ya en Nagoya no solo ha ganado popularidad por su variada oferta de snacks y bebidas, sino por un servicio único y, para muchos, impensado: ¡bofetadas antes de cada comida! Este curioso ritual ha llevado la experiencia gastronómica a otro nivel, atrayendo tanto a clientes locales como a turistas intrigados por la inusual práctica.
Todo comenzó cuando una sola empleada ofreció dar bofetadas a quienes lo solicitaran. El acto pronto ganó tracción, volviéndose tan demandado que el bar decidió expandir el servicio, incorporando más trabajadoras dispuestas a participar. Debido al éxito, se impuso una tarifa simbólica de 100 yenes (unos 90 centavos de dólar) por cada golpe. La combinación de comida y «castigo» se convirtió en un fenómeno viral, e incluso muchos usuarios en redes sociales compartieron su experiencia con comentarios como “¡Increíble! La bofetada antes de comer hace que todo sepa mejor”.
A pesar de que algunos veían el servicio como algo extravagante e incluso cómico, otros acudían al bar simplemente por curiosidad. El izakaya aprovechó el éxito de este inusual servicio para revitalizar su negocio, que había sufrido en tiempos difíciles. Sin embargo, no todos los comentarios fueron positivos. Críticas sobre la cosificación del personal femenino también emergieron, aunque eso no detuvo la afluencia de visitantes durante el auge de la «experiencia de la bofetada».
Actualmente, el Shachihoko-ya ya no ofrece este servicio, pero su peculiar propuesta dejó una huella imborrable en el panorama de los bares en Japón. El local ha pedido a los nuevos clientes que no visiten esperando recibir bofetadas, ya que el servicio ha sido descontinuado tras su viralización en redes.
Este tipo de estrategia de marketing, que mezcla lo insólito con lo humorístico, logró que Shachihoko-ya se convirtiera en tema de conversación global, demostrando que, cuando se trata de captar la atención del público, la creatividad no tiene límites.