Praga, una de las ciudades más emblemáticas de Europa por su arquitectura histórica y sus famosas cervecerías, ha tomado una decisión drástica para mejorar la calidad de vida de sus habitantes: prohibir los recorridos nocturnos por bares organizados por agencias. Esta medida entrará en vigor en noviembre y busca reducir el turismo masivo que se ha centrado, en gran medida, en despedidas de soltero, principalmente de visitantes británicos.
La iniciativa surgió en respuesta a las constantes quejas de los residentes del distrito histórico de Praga 1, donde se encuentran los sitios turísticos más importantes, como la Plaza de la Ciudad Vieja y el Puente de Carlos. Según autoridades locales, el ruido y el comportamiento disruptivo de los turistas que participan en estos tours nocturnos han generado molestias tanto para los vecinos como para otros visitantes.
La alcaldesa de Praga 1, Terezie Radoměřská, ha sido enfática al señalar que esta medida no busca frenar el turismo, sino atraer a visitantes más “cultos y respetuosos”. Según explicó, la prohibición afecta únicamente a los tours grupales organizados, por lo que los turistas aún podrán disfrutar de los bares de la ciudad, pero de manera independiente y sin causar disturbios.
Por otro lado, los organizadores de tours de despedidas de soltero han mostrado su descontento, asegurando que la medida no disuadirá a los visitantes. En su lugar, creen que los turistas seguirán organizando sus propios recorridos, lo que podría complicar aún más la situación.
Con esta decisión, Praga se suma a la lista de ciudades europeas que han comenzado a implementar restricciones para controlar el turismo masivo y proteger a sus residentes. Otras ciudades, como Venecia y Barcelona, también han tomado medidas similares en los últimos años para equilibrar el turismo con la vida local.