Los brillos y purpurinas, populares en disfraces y maquillaje, se han convertido en uno de los mayores «enemigos» del medio ambiente. Su uso masivo y la incapacidad de biodegradarse han generado graves problemas, contaminando océanos y suelos. Ante esta problemática, científicos de la Universidad de Melbourne han encontrado una solución más amigable con el planeta: nanocristales de celulosa.
Un estudio comparativo reveló que la purpurina de plástico, al mezclarse con el suelo, afecta la salud de los colémbolos —pequeños hexápodos terrestres—, reduciendo su capacidad reproductiva en un 61%. En cambio, la purpurina hecha de celulosa, desarrollada en la Universidad de Cambridge, no mostró efectos tóxicos en estos organismos.
El siguiente reto para los investigadores es comprobar si este nuevo material es seguro también en ambientes acuáticos. Con la purpurina convencional prohibida en varios países debido a su impacto ambiental, esta alternativa ecológica podría ser el futuro de los productos brillantes sin dañar el planeta.