Si creés que la muerte es el final definitivo, quizás cambies de opinión después de conocer la historia de Timothy Clark Smith, un médico estadounidense del siglo XIX que tenía un temor inusitado: ser enterrado vivo. Esta fobia, conocida como tafefobia, fue tan intensa que lo llevó a diseñar una tumba única con una ventana incorporada y un sistema de seguridad para asegurarse de no ser sepultado antes de tiempo.
¿Por qué la gente temía ser enterrada viva en el siglo XIX?
Hoy en día, gracias a los avances médicos, sabemos con certeza cuándo una persona ha fallecido. Pero en el siglo XIX, las cosas no eran tan claras. Sin tecnologías modernas como los desfibriladores (que no se inventarían hasta 1899) o las técnicas de reanimación boca a boca, la muerte era más una cuestión de intuición que de ciencia.
En esa época, se popularizaron macabras historias de cofres exhumados con marcas de arañazos en su interior, lo que alimentó el pánico de ser sepultado prematuramente. Esta histeria llevó a la invención de ataúdes de seguridad equipados con sistemas para alertar si el difunto despertaba.
El ingenioso diseño de la tumba de Timothy Clark Smith
Smith, un médico que residía en los Estados Unidos en el siglo XIX, se negó a dejar su destino en manos de la medicina de la época. Para asegurarse de no sufrir una muerte prematura, diseñó un sistema que incluía una ventana directamente sobre su cabeza en su tumba. De esta manera, si despertaba bajo tierra, podría intentar atraer la atención de algún transeúnte o cuidador del cementerio.
Pero Smith no se detuvo allí: también instaló una campana conectada a su mano para que, en caso de recobrar la consciencia, pudiera sonar la alarma. Además, su tumba contaba con un tubo de respiración, lo que le habría permitido sobrevivir mientras esperaba ser rescatado.
¿Qué quedó de este peculiar invento?
Si bien la tumba de Timothy Clark Smith aún se puede visitar en un cementerio de New Haven, Vermont, no esperes ver mucho a través de la ventana. Con el paso de los años, la condensación y el efecto del tiempo (posiblemente debido a la descomposición del cuerpo) han nublado la visión, convirtiendo la ventana en un recuerdo borroso de un temor del pasado.
Hoy en día, la tumba se ha convertido en un destino de interés para aquellos con una curiosidad un tanto macabra. Sin embargo, más allá de su extraño diseño, sirve como testimonio de una época en la que el miedo a la muerte no terminaba con el último aliento, sino que continuaba bajo tierra.