En Oosterwold, un suburbio de Almere en los Países Bajos, la vida urbana y la agricultura coexisten en un concepto innovador de desarrollo sostenible. Aquí, los residentes destinan al menos el 50 % de sus terrenos al cultivo de alimentos, promoviendo un estilo de vida autosuficiente y respetuoso con el medioambiente.
La iniciativa busca fomentar la soberanía alimentaria, reducir el impacto ambiental y construir una comunidad basada en la colaboración. Cada habitante decide cómo aprovechar su parcela, ya sea con huertos familiares, cultivos comunitarios o granjas compartidas, creando un paisaje diverso y productivo.
Además, los residentes participan activamente en el diseño y mantenimiento de la infraestructura, como caminos y servicios públicos, generando un entorno donde la autogestión y la sostenibilidad son clave.
Este modelo innovador no solo transforma el concepto de urbanismo, sino que también atrae a quienes desean una conexión más profunda con la naturaleza, mostrando que es posible combinar modernidad y ecología de forma armoniosa.