Unas recientes fotografías automáticas, captadas por la Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai), ofrecen un vistazo sin precedentes a los Massaco, una comunidad indígena no contactada que habita en lo profundo de la selva amazónica. Estas imágenes, que muestran detalles de su vida cotidiana y estrategias de supervivencia, confirman la existencia y el crecimiento de este grupo, al tiempo que reavivan el debate sobre la preservación de comunidades aisladas.
Los Massaco, cuyo nombre deriva del río que atraviesa su territorio, son un enigma cultural. Su idioma, tradiciones y organización social permanecen desconocidos. Sin embargo, las imágenes recientes revelan su ingenioso uso del entorno y su habilidad para adaptarse a las crecientes amenazas externas, como la deforestación y las actividades ilegales. En las fotografías se observa a miembros de la tribu interactuando con herramientas de metal estratégicamente colocadas por Funai, una táctica diseñada para minimizar el riesgo de contacto directo con el mundo exterior.
Los Massaco habitan una reserva de 421.000 hectáreas en Rondônia, cerca de la frontera con Bolivia, una de las regiones más afectadas por la deforestación en Brasil. Según estimaciones recientes, su población ha crecido de 100 a 300 personas en las últimas tres décadas, evidenciando su capacidad de resiliencia. Sus refugios tradicionales, llamados tapiris, y los juguetes de madera encontrados en campamentos abandonados, reflejan una comunidad familiar y en expansión.
A pesar de su crecimiento, los Massaco enfrentan desafíos constantes. Las actividades humanas, como la tala ilegal y la agricultura, amenazan su territorio y recursos naturales. Además, la presión del cambio climático plantea riesgos adicionales para su supervivencia.
Desde 1987, Brasil ha implementado una política de “no contacto”, un enfoque que evita los impactos devastadores de las enfermedades y la desintegración cultural asociados con el contacto forzado. Funai ha liderado esfuerzos para proteger a los Massaco, utilizando herramientas como cámaras automáticas y estrategias innovadoras que buscan garantizar su aislamiento voluntario.
El caso de los Massaco es un recordatorio de la importancia de proteger no solo a estas comunidades, sino también la biodiversidad de la Amazonia. Su historia de resistencia y adaptación es un testimonio de la fortaleza cultural frente a las adversidades del siglo XXI. Sin embargo, la creciente presión externa exige acciones inmediatas para garantizar que su legado y forma de vida puedan perdurar en un mundo en constante transformación.