La torre de Pisa se ha inclinado tanto y por tanto tiempo, que es lógico suponer que desafiará la gravedad en algún momento. Sin embargo, la famosa estructura ha estado en peligro de colapsar casi desde que se colocó su primer ladrillo.
Durante los últimos 20 años, científicos e ingenieros italianos lograron estabilizar este monumento histórico, que desde hace 800 años empezó a inclinarse hacia el piso, un milímetro al año.
¿Cómo la enderezaron? La altura de la torre de Pisa es de 55,8 metros desde la base y tiene ocho pisos, pero el sitio donde está construida es un terreno muy arenoso que no tiene aguas subterráneas; por eso, el peso hace que la estructura se incline cada vez más.
Las obras para enderezarla empezaron en 1990 y el plan comenzó con la extracción de 38 metros de tierra (equivalente a 70 toneladas) de la zona inferior a la base, de manera que el edificio cediera sobre su propio peso de ese lado y se asentara.
Durante las obras, la torre permaneció anclada con unos enormes cables de acero. Cuando los trabajos finalizaron en el 2001, la estructura siguió moviéndose hacia una posición más vertical.
“Al concluir los trabajos en el 2001, se había conseguido corregir el ladeo en alrededor de 44 centímetros desde donde estaba en 1990”
En 2001, el equipo había reducido la inclinación de la torre 44 centímetros. Lo suficiente como para que los funcionarios confiaran en la estructura y volvieran a abrir el paso.
Incluso después de la perforación su declive se había detenido. La torre continuó enderezándose hasta que, en mayo de 2008, los sensores ya no detectaron ningún movimiento.
Por eso, aún nos queda mucho tiempo más para disfrutar de la emblemática Torre de Pisa, ya que no se inclinará más ni tampoco se derrumbará. Eso no sucederá por lo menos en los próximos 300 años!!!