Una imagen tomada en el lugar de un trágico accidente ocurrido en 1984 ha vuelto a generar controversia: muchos la consideran una prueba de la existencia del más allá. La foto, conocida como “El fantasma que gritaba”, fue capturada momentos después de que John Boulware, un joven de 16 años, muriera en un choque automovilístico en St. Paul, Minnesota.
John viajaba con tres amigos rumbo a un concierto de Prince cuando el auto se salió del camino por la niebla y se estrelló contra un árbol a unos 65 km/h. Sus amigos sobrevivieron. Él, en cambio, murió en el acto tras romperse el cuello.
La policía tomó una serie de fotos del lugar con una cámara de 35 mm. Cuando las imágenes fueron reveladas días después, una de ellas llamó la atención: sobre el vehículo, justo a la altura del asiento del copiloto, aparecía una figura fantasmal, con el rostro desfigurado en un gesto de aparente agonía.
El oficial Brown Coyle, quien tomó las fotos, fue el primero en notar la anomalía. “Era una cara muy clara. Parecía estar gritando”, afirmó durante un episodio del programa Casefiles Unknown. Consultados, varios expertos en fotografía no pudieron explicar todos los elementos presentes en la imagen, más allá de los reflejos típicos de la luz en el film.
¿Un alma en transición?
El reconocido médium Matt Fraser opinó al respecto: “He visto muchas imágenes de fenómenos espirituales, pero esta es realmente profunda. Esa figura parece una alma en transición, atrapada entre la vida y la muerte”. Según Fraser, el rostro podría estar gritando porque “todavía no ha comprendido del todo que ha muerto”.
Para los escépticos, la imagen no es más que una ilusión provocada por la luz y los reflejos del lente. Pero para otros, esta imagen —tomada justo en los minutos posteriores al accidente— es una evidencia de que hay algo más allá de la muerte.
Cuarenta años después del hecho, la imagen sigue dividiendo opiniones… pero continúa alimentando uno de los misterios más antiguos de la humanidad.
