Aunque parezca insólito, los pilotos de avión no deben retener sus flatulencias mientras están en la cabina de vuelo. Lejos de tratarse de una broma o exageración, esta recomendación tiene un motivo médico y operativo que busca preservar la seguridad en pleno vuelo.
La revelación fue hecha por una exazafata argentina, quien compartió la información en redes sociales. Según explicó, a 10 mil metros de altura, las condiciones de presión atmosférica provocan un aumento en el volumen de los gases internos. Esta situación genera molestias físicas que pueden derivar en dolor abdominal, hinchazón, náuseas y disminución de la concentración, algo totalmente indeseable cuando se trata de quienes están al mando de una aeronave.
El razonamiento es claro: si un piloto se concentra más en controlar una molestia intestinal que en manejar correctamente el avión, la seguridad de todos los pasajeros podría verse comprometida. Por eso, en el entorno de la aviación, no se considera de mala educación que el comandante o el copiloto liberen gases cuando sea necesario.
Este tema, poco conocido por los pasajeros, ya había sido abordado en un estudio médico realizado en 2013 por especialistas daneses y británicos. Allí se concluyó que retener flatulencias durante un vuelo puede generar consecuencias negativas para la salud, incluso en la tripulación. Y aunque pueda parecer gracioso, el impacto en la concentración y el bienestar físico de los pilotos es un factor que no se toma a la ligera.
En definitiva, lo que para muchos es un tabú social, en la cabina de un avión se convierte en una medida de seguridad más. Porque incluso a 10 mil metros de altura, el cuerpo sigue siendo humano… y necesita liberar presión.



Un comentario
Qué información al pedo!