Un conjunto de videos virales ha sembrado el miedo en redes sociales: decenas de bisontes, alces, osos y hasta pumas fueron vistos desplazándose en largas filas fuera del Parque Nacional Yellowstone, en el estado de Wyoming, EE. UU.. Las imágenes, compartidas por visitantes y residentes cercanos, encendieron las alarmas: ¿acaso los animales están escapando del supervolcán más temido de América?
La inquietud no es menor. Yellowstone no es solo una reserva natural emblemática; también es el hogar de una caldera volcánica de 55 por 72 kilómetros, conocida por su enorme potencial destructivo. Aunque su última erupción fue hace 640.000 años, muchas personas creen que los animales podrían detectar con anticipación señales de una catástrofe inminente.
Pero, según explicaron científicos y medios especializados como National Geographic, no hay razón para entrar en pánico.
¿Qué está pasando realmente?
Lo que se observa en los videos no es más que el comienzo del ciclo de migración invernal, un comportamiento completamente natural y cíclico entre la fauna del parque. Cada año, con la llegada del frío, los animales se desplazan hacia zonas más cálidas dentro o fuera del parque, como las áreas hidrotermales del río Madison, la meseta Blacktail Deer y la cuenca de Gardiner.
More animals leaving the national park in Yellowstone pic.twitter.com/EvtBUoPpio
— mrredpillz jokaqarmy (@JOKAQARMY1) July 16, 2025
Además, no hay indicios de actividad volcánica peligrosa en Yellowstone. Estudios recientes confirman que la caldera no representa un riesgo inmediato, y las pequeñas emisiones registradas son comunes y monitoreadas constantemente por geólogos.
El poder del mito
La idea de que los animales «saben algo que nosotros no» tiene raíces profundas en el imaginario colectivo. Y aunque muchas especies sí pueden detectar cambios sutiles en el ambiente, la ciencia no respalda que una migración como esta sea señal de un desastre volcánico.
De hecho, los expertos recalcan que la población de bisontes ha crecido de 3.500 a 5.400 ejemplares en los últimos años, y su comportamiento migratorio ha sido documentado desde hace siglos.
En resumen
Aunque las imágenes puedan parecer alarmantes, lo cierto es que no hay fuga, ni advertencia animal, ni señal del apocalipsis. Solo la naturaleza siguiendo su curso.
La próxima vez que veas a un grupo de bisontes alejarse por la carretera, quizás no estén huyendo del fin del mundo… sino simplemente buscando un lugar más cálido para pasar el invierno.


