Hace exactamente 100 años, el mundo entero quedó conmocionado por la tragedia de Floyd Collins, un explorador de cuevas de Kentucky que murió atrapado en el interior de la Sand Cave, en el condado de Logan. Lo que comenzó como una expedición más en su pasión por descubrir formaciones subterráneas, terminó convertido en uno de los episodios más escalofriantes de la espeleología y en un caso que atrajo a miles de curiosos.
Collins, de 37 años, había desarrollado desde niño una fascinación por las montañas y cavernas de su región. En 1917, descubrió un yacimiento de cristales en su propia granja y lo convirtió en atracción turística, aunque el difícil acceso impidió que prosperara. En busca de mayor afluencia, decidió explorar la cercana Sand Cave, convencido de que podría convertirse en un destino más rentable.
El 30 de enero de 1925, ingresó solo con una linterna de queroseno. A pocos metros dentro de la cueva, quedó atrapado: una roca de más de 12 kilos se desprendió y aprisionó su pierna contra la pared. Incapaz de liberarse, gritó hasta que un transeúnte lo escuchó y dio aviso.
Pronto comenzaron los intentos de rescate. Mineros, ingenieros, geólogos e incluso periodistas llegaron a la zona. Lo que debía ser un operativo desesperado se transformó en un espectáculo mediático: cientos de personas se reunieron alrededor de la cueva, convirtiendo el lugar en una macabra atracción turística.
Durante 17 días, los rescatistas intentaron diferentes estrategias: cavar túneles, usar palancas para mover la roca e incluso bajar cuerdas. Pero el terreno inestable, los derrumbes y las fuertes lluvias complicaron todo. Finalmente, cuando lograron alcanzarlo el 16 de febrero, Collins ya había muerto tres días antes, víctima de inanición e hipotermia.
Su cuerpo fue recuperado meses después y enterrado cerca de su hogar. Sin embargo, la historia no terminó allí: en 1929, alguien robó su cadáver, que fue hallado tiempo después mutilado. Décadas más tarde, el Servicio de Parques Nacionales compró las tierras y cerró el acceso, dándole finalmente un descanso en paz.
El caso de Floyd Collins no solo expuso el lado más oscuro del morbo popular, sino que también impulsó la creación del Parque Nacional Mammoth Cave en 1941, hoy Patrimonio de la Humanidad. A un siglo de su muerte, su historia sigue siendo recordada como una de las más impactantes y trágicas de la exploración subterránea.
