El Everest sigue siendo el rey indiscutible del montañismo. Cada año, cientos de escaladores arriesgan su vida por alcanzar su cumbre y obtener la gloria personal, e incluso hay quienes mienten sobre haberla logrado. Pero su popularidad ha generado un problema: la montaña está saturada, lo que llevó al Gobierno de Nepal a buscar soluciones.
Desde el 17 de julio, Nepal permite escalar de forma gratuita 97 picos del Himalaya, ubicados principalmente en las provincias más occidentales: 77 en Karnali y 20 en Sudurpaschim. Entre ellos se encuentran montañas imponentes como Saipal (7.030 m), Api West (7.076 m) y Api (7.132 m). La idea es clara: descongestionar el Everest y distribuir mejor el turismo de montaña.
El desafío es doble. Por un lado, la cumbre del Everest sigue siendo uno de los mayores motores económicos del país: en 2024, más del 75% de los ingresos por permisos de escalada provinieron de esta montaña, que además genera gastos en alojamiento, alimentación y guías. Por otro, las nuevas rutas gratis no cuentan con infraestructura turística suficiente. Karnali y Sudurpaschim son zonas pobres y poco preparadas para recibir grandes cantidades de visitantes, con servicios limitados y conexiones complicadas.
El problema es evidente: aunque subir a los 97 picos gratuitos es ahora posible, pocos escaladores parecen dispuestos a enfrentar las dificultades logísticas que implica llegar hasta allí. La pregunta es si estas medidas lograrán atraer aventureros o si la atención seguirá concentrada en la zona del Everest, donde todo ya está organizado para recibirlos.
Nepal apuesta por un equilibrio: aliviar la presión sobre su montaña más famosa, fomentar el turismo en regiones remotas y, al mismo tiempo, preservar la seguridad y el atractivo del Everest. El tiempo dirá si estos picos menos conocidos logran convertirse en nuevas metas para los montañistas.

