La UNESCO ha reconocido a Córdoba como un tesoro histórico y cultural irrepetible, pero lo que la hace única en el mundo no necesariamente se traduce en calidad de vida para sus habitantes.
La ciudad andaluza es la única del planeta que cuenta con cuatro distinciones de Patrimonio de la Humanidad:
- La Mezquita-Catedral y el conjunto urbano que la rodea, mezcla de huellas musulmanas, cristianas y judías.
- La Ciudad Califal de Medina Azahara, construida en el siglo X a los pies de Sierra Morena.
- La tradicional Fiesta de los Patios, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial en 2012, que convierte cada mes de mayo las casas cordobesas en un espectáculo floral.
A ello se suman su rica gastronomía, con el salmorejo cordobés como plato estrella, y un legado arquitectónico que incluye murallas, puertas históricas y las iglesias fernandinas. No es casualidad que, solo en la primera mitad de 2024, Córdoba recibiera más de 136.000 turistas.
Sin embargo, la otra cara de la moneda la revelan distintos estudios europeos. Un informe de Le Figaro, que analizó 30 ciudades españolas, situó a Córdoba entre las peores para jóvenes y trabajadores extranjeros, ubicándola en el puesto 16 de la lista. A esto se suma el reporte de la Unión Europea sobre calidad del aire, que en 2023 evaluó 375 urbes y colocó a Córdoba como la segunda ciudad con peor aire de España.
Así, la belleza monumental que deslumbra a millones de visitantes contrasta con los desafíos de quienes la habitan a diario. Córdoba es, al mismo tiempo, orgullo cultural mundial y un lugar difícil para vivir, un ejemplo claro de que no siempre lo más hermoso es también lo más habitable.

