El insólito día en que la música clásica salvó a 2.000 belugas atrapadas en el Ártico

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En 1985, un episodio inesperado transformó al Ártico en escenario de uno de los rescates más extraordinarios de la historia: unas 2.000 belugas quedaron atrapadas bajo una gruesa capa de hielo en la península de Chukotka, al noreste de Rusia. Lo que parecía un destino fatal para los cetáceos cambió gracias a una estrategia tan poco convencional como efectiva: reproducir música clásica a todo volumen desde un rompehielos soviético.

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El repentino avance del hielo había bloqueado los accesos naturales al mar, impidiendo que la manada pudiera llegar a aguas abiertas. Agotadas y con el oxígeno cada vez más limitado, las belugas corrían el riesgo de morir asfixiadas. Vecinos de la zona intentaron mantenerlas con vida durante días, lanzándoles pescado congelado y abriendo respiraderos en el hielo. Pero con la llegada del invierno, la situación se volvió insostenible.

El rescate estuvo a cargo del rompehielos Moskva, uno de los más poderosos de su tiempo. El buque abrió corredores en la superficie helada, apoyado por helicópteros que arrojaban alimento para sostener a los animales debilitados. Sin embargo, las belugas permanecían desorientadas y no seguían el camino hacia la salida.

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En ese momento, un miembro de la tripulación propuso un recurso inusual: usar los altavoces del barco para emitir música clásica. Las pruebas con diferentes estilos musicales demostraron que las composiciones clásicas generaban una reacción especial en los cetáceos. Poco a poco, comenzaron a acercarse al rompehielos y a seguir la ruta marcada por la nave.

Después de varios días de maniobras y con la ayuda de la improvisada “banda sonora”, el operativo consiguió liberar a las 2.000 belugas a finales de febrero de 1985. Aunque el costo económico fue alto, el episodio quedó registrado como un hito único, en el que la música trascendió su función artística para convertirse en una herramienta vital de supervivencia en uno de los rincones más hostiles del planeta.

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