En el corazón de Venezuela, entre las montañas y la selva de la Gran Sabana, se esconde una de las maravillas naturales más sobrecogedoras del planeta: el Salto del Ángel, la cascada más alta del mundo. Con 979 metros de altura —de los cuales 807 metros son de caída libre—, este salto de agua parece descender directamente desde el cielo.
La sensación al contemplarlo es indescriptible. Desde la distancia, la columna de agua se ve tan delgada que parece un hilo blanco que se disuelve en la bruma. Pero a medida que uno se acerca, el rugido del agua cayendo desde casi un kilómetro de altura hace temblar el suelo y el corazón.
El Salto del Ángel fue dado a conocer al mundo en 1933 por el aviador estadounidense Jimmy Angel, quien lo sobrevoló accidentalmente mientras buscaba oro. Sin embargo, mucho antes de su llegada, los indígenas pemones ya veneraban este sitio sagrado, al que llamaban Kerepakupai Merú, que significa “salto desde el lugar más profundo”.
🏞️ Una joya escondida en la Gran Sabana
El salto se encuentra en el Parque Nacional Canaima, una de las áreas naturales más impresionantes del planeta y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los paisajes de este parque parecen sacados de otro mundo: mesetas gigantes llamadas tepuyes, selvas tropicales, ríos color ámbar y una biodiversidad única.
El Auyantepuy, el tepuy del que nace el Salto del Ángel, se eleva como una fortaleza de piedra en medio del verde infinito. Desde su cima brota el río Churún, que se precipita al vacío formando la cascada más alta del planeta.
✈️ Cómo llegar al Salto del Ángel
Visitar esta maravilla requiere espíritu aventurero. No hay carreteras que lleguen directamente al salto, por lo que el acceso se realiza por aire y río:
- Vuelo hasta Canaima: Desde Caracas o Ciudad Bolívar se puede tomar un avión ligero hasta la comunidad indígena de Canaima, la puerta de entrada al parque.
- Navegación por el río Churún: Desde allí, se realiza un recorrido de varias horas en curiara, una canoa tradicional de madera. Este trayecto, rodeado de selva y montañas, es parte esencial de la experiencia.
- Caminata final: La travesía culmina con una caminata por senderos selváticos hasta el mirador del Salto del Ángel, donde la vista deja sin aliento.
La mejor época para visitarlo es durante la temporada de lluvias (junio a noviembre), cuando el caudal del salto alcanza su máximo esplendor y la caída de agua es verdaderamente monumental.
💡 Consejos para viajeros
- Lleva ropa ligera y cómoda, pero también impermeable: la humedad y la lluvia son constantes.
- Protégete de los insectos con repelente y usa calzado adecuado para caminar sobre terreno húmedo.
- Evita cargar mucho equipaje; los trayectos fluviales y a pie requieren moverse con libertad.
- Contrata guías locales pemones, quienes además de conocer la selva como nadie, comparten historias y leyendas del lugar.
- Respeta el entorno natural: el Salto del Ángel es un sitio sagrado y frágil, cuya conservación depende del turismo responsable.
🌈 Un viaje que transforma
Quienes han tenido la suerte de visitar el Salto del Ángel coinciden en que no se trata solo de un destino turístico, sino de una experiencia espiritual. Observar cómo el agua se lanza desde las alturas del Auyantepuy hacia el corazón de la selva genera una mezcla de paz, pequeñez y asombro difíciles de olvidar.
Cada gota que cae parece un recordatorio de la fuerza y la belleza inagotable de la naturaleza. En un continente repleto de maravillas, el Salto del Ángel sigue siendo una de las más puras, salvajes y sobrecogedoras. Un lugar donde el cielo, literalmente, toca la tierra. 🌧️✨

