Tres azafatas de Brussels Airlines fueron despedidas luego de negarse a operar un vuelo hacia Ghana, al detectarse la presencia de insectos en la cabina antes del despegue.
El equipo de limpieza alertó sobre los insectos y, aunque un experto determinó que se trataba de una falsa alarma, las tripulantes solicitaron una desinfección completa antes de volar. Ante la negativa, decidieron invocar el protocolo “no apta para volar”, una norma que permite al personal declararse incapacitado por motivos de seguridad.
Sin embargo, la aerolínea calificó la decisión como una “violación grave de los procedimientos internos” y las despidió por los perjuicios económicos que provocó la cancelación del vuelo.

Las azafatas, apoyadas por los sindicatos, anunciaron que llevarán el caso ante la justicia. Según el sindicato BBTK, confían en ganar el juicio: “Las normas internacionales son claras”.
