Momentos de tensión se vivieron este martes en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en Washington D.C., luego de que el vuelo 512 de United Airlines, procedente de Houston, realizara un aterrizaje de emergencia tras una presunta amenaza de bomba a bordo.
El hecho obligó a activar un operativo de seguridad de gran escala, con la participación de la Policía Metropolitana de Aeropuertos (MWAA), el FBI y la Administración Federal de Aviación (FAA). Por precaución, las operaciones fueron suspendidas temporalmente, con la orden de “ground stop”, afectando tanto despegues como aterrizajes.
“La FAA está al tanto de un posible problema de seguridad en un avión en el aeropuerto Reagan. Los pasajeros han sido desembarcados y el avión se encuentra alejado de la terminal mientras se lleva a cabo la investigación”, comunicó la agencia a través de sus redes oficiales.
Videos compartidos en redes sociales mostraron a los pasajeros evacuando el avión y siendo trasladados en autobuses hacia la terminal principal, mientras vehículos policiales y de emergencia rodeaban la aeronave, un Boeing 777 de United Airlines.
El aeropuerto confirmó que más de 160 vuelos sufrieron retrasos, con demoras que superaron la hora en promedio. Tras cerca de 35 minutos de cierre, las autoridades informaron la reapertura de la pista principal y la reanudación progresiva de los vuelos.
El FBI asumió la investigación para determinar la naturaleza y credibilidad de la amenaza, que por ahora se considera una medida de “abundante precaución”. Todos los pasajeros fueron entrevistados antes de continuar sus viajes.
Afortunadamente, el operativo concluyó sin incidentes mayores ni heridos, y las autoridades agradecieron la cooperación de los viajeros y el personal aeroportuario durante la emergencia.
