Después de casi dos décadas de trabajo, dedicación y paciencia, Bioparc Valencia ha celebrado uno de los acontecimientos más emocionantes de su historia: el nacimiento del primer rinoceronte blanco en el parque, fruto del esfuerzo conjunto de científicos, cuidadores y especialistas en conservación animal.
El martes por la noche, la rinoceronta Kwanza, una hembra primeriza, dio a luz tras 491 días de gestación, bajo la atenta vigilancia del equipo del Bioparc. Las imágenes, registradas por cámaras de seguridad, mostraron la emoción y el alivio del personal mientras observaban cada movimiento desde las pantallas del centro de control. Cuando finalmente apareció la placenta, los biólogos supieron que el momento había llegado.
Un nacimiento que tardó 18 años
Este parto marca un hito histórico no solo para el parque, sino también para el Programa Internacional de Conservación del rinoceronte blanco, en el que Bioparc participa desde hace 18 años. “Es el resultado de casi dos décadas de experiencia, investigación y cuidados constantes”, explicaron desde la institución.
El nacimiento llega en un momento crucial: la especie del rinoceronte blanco está en peligro de extinción debido a la caza furtiva, motivada por el tráfico ilegal de sus cuernos, considerados objetos de lujo o supuestas medicinas tradicionales. Cada nuevo nacimiento es, por tanto, una chispa de esperanza para la supervivencia de esta emblemática especie africana.
Las primeras horas de vida
Según los cuidadores, tanto Kwanza como su cría se encuentran en buen estado. El pequeño rinoceronte se levantó pocos minutos después de nacer y comenzó a buscar instintivamente el calor y la leche materna.
Por ahora, madre e hijo permanecen bajo vigilancia a distancia y no invasiva, para evitar cualquier tipo de estrés. Los especialistas solo ingresan al recinto para asegurar su comodidad, añadiendo paja o ajustando la temperatura del ambiente.
Bioparc Valencia ha destacado la “natural conducta” del grupo de rinocerontes que convive desde 2023, compuesto por el macho Martin (padre de la cría) y las hembras Nombula y Ami, quienes también han mostrado comportamientos sociales adecuados y reproductivos.
Un nacimiento bajo la luna llena
El parque no ha pasado por alto un detalle curioso: el nacimiento ocurrió bajo la influencia de la luna llena, algo que ya había coincidido con otros partos anteriores en Bioparc, como el de la elefanta Makena o varias cebras. “La luna de Valencia brillaba con fuerza la noche del nacimiento, anticipando la superluna más grande del año”, relataron desde el parque con emoción.
Esperanza para el futuro
La llegada de esta cría representa mucho más que una alegría local: simboliza la posibilidad de revertir el destino de una especie amenazada por la acción humana. Los rinocerontes blancos del norte ya se consideran funcionalmente extintos, tras la muerte del último macho, Sudán, en 2018.
Por eso, cada nacimiento de un rinoceronte blanco es un acto de resistencia y esperanza. Bioparc Valencia reafirma así su compromiso con la conservación y la educación ambiental, recordando que el futuro de muchas especies depende directamente de nuestras acciones.
“Las primeras jornadas son cruciales. Se necesita serenidad y máxima cautela. Pero este nacimiento nos demuestra que la esperanza, cuando se cuida con paciencia, puede renacer”, concluyó el equipo del Bioparc.
