El sueño hundido de Alicante: la isla artificial que debía albergar un restaurante de lujo y terminó convertida en un problema millonario

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Redactora
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Lo que prometía ser uno de los proyectos más ambiciosos y exclusivos de la costa valenciana se transformó en un dolor de cabeza para el Puerto de Alicante. La idea era simple y brillante: construir una isla artificial en el mar para montar un restaurante de lujo con vistas panorámicas al Mediterráneo, al que los comensales llegarían incluso en barco-taxi. Hoy, esa isla es un símbolo de problemas técnicos, pérdidas económicas y desencuentros administrativos.

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El plan comenzó en 2022, cuando la Autoridad Portuaria adjudicó a Vías y Construcciones (Grupo ACS) la creación de una plataforma flotante de 669 m², sostenida por pilotes de hormigón anclados al fondo marino. La inversión inicial rondaba los 2,1 millones de euros, y sobre ella debía levantarse un elegante edificio acristalado de dos plantas con restaurante, terraza y coctelería.

Pero lo que debía ser una obra sencilla se complicó pronto. En 2023, uno de los pilares se hundió parcialmente, obligando a realizar refuerzos en el lecho marino. A partir de ahí, el proyecto entró en crisis: la empresa nunca realizó la prueba de carga necesaria para garantizar la estabilidad de la estructura, y un informe técnico del CEDEX, dependiente del Ministerio de Transportes, desaconsejó cualquier intento de ensayo por el “riesgo elevado de colapso”.

Ante la gravedad del informe, el Puerto de Alicante decidió romper el contrato con la constructora y recuperar el control del proyecto. Además, exigirá que se restituya el lecho marino original, lo que implicaría demoler la isla artificial.

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Las pérdidas son significativas: la Autoridad Portuaria ya registró 2,7 millones de euros en deterioro por la estructura fallida. A ello se suma el coste de un barco-taxi de 460.000 euros, diseñado para conectar el restaurante con tierra firme, y que ahora podría quedar sin uso.

El ambicioso plan que prometía convertirse en un nuevo icono gastronómico de Alicante terminó siendo una advertencia sobre los riesgos de combinar lujo, mar y cemento. Lo que iba a ser una isla de ensueño, hoy naufraga entre informes, demandas y millones perdidos.

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Un comentario

  1. ¡Qué plan tan valiente! Crear una isla de lujo con barco-taxi, ¡qué originalidad! Parece la historia de un cómic de building, pero al final del día, solo queda un ladrillo hundiéndose en el mar y una factura por 2,7 millones de euros. Es la lección perfecta sobre por qué no se deben mezclar el mar, el cemento y la ambición desmedida sin un mínimo de pruebas de carga. ¡Ahora solo esperemos que la constructora y el barco-taxi no reclamen por daños y perjuicios!

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