Después de décadas de misterio, un equipo internacional de científicos logró arrojar luz sobre el enigma de la Banda de agujeros, un conjunto arqueológico ubicado en el Monte Sierpe, en el valle de Pisco, al sur de Perú. Este sitio, formado por más de 5.000 cavidades excavadas con precisión, fue objeto de especulaciones durante casi un siglo.
El estudio, publicado en la revista científica Antiquity, fue realizado por investigadores de la Universidad de Sídney, el Instituto Australiano de Museos, la Universidad del Sur de Florida, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. Los resultados sugieren que las cavidades fueron utilizadas con fines comerciales y administrativos por civilizaciones que habitaron la región antes del dominio del Imperio inca.
Mediante el uso de drones, análisis microscópicos de sedimentos y estudios topográficos, los expertos determinaron que los agujeros presentan patrones numéricos organizados, similares a los quipus incas, sistemas de cuerdas y nudos empleados para registrar información y contabilizar bienes.
Durante las excavaciones, se encontraron restos de polen de maíz, juncos y fibras vegetales asociadas a la cestería tradicional, lo que refuerza la hipótesis de que el lugar pudo funcionar como un antiguo mercado de trueque o centro de registro de bienes.
El arqueólogo Jacob Bongers, de la Universidad de Sídney y líder del estudio, explicó que Monte Sierpe se ubica en una zona estratégica, cercana a centros administrativos prehispánicos y a rutas clave para el intercambio regional. “Estos agujeros son una tecnología social que reunió a la gente y luego se transformó en un sistema de contabilidad a gran escala bajo el Imperio inca”, señaló.

A pesar del importante avance, los investigadores reconocen que el misterio no está completamente resuelto. Falta determinar la edad exacta de la estructura y si su función fue la misma a lo largo del tiempo. Sin embargo, coinciden en que la Banda de agujeros es un testimonio único de la innovación indígena andina, un sitio sin paralelo en toda la cordillera.
“Aún quedan muchas preguntas, pero estamos mucho más cerca de comprender este lugar misterioso”, concluyó Bongers.
