Regresa al Aconcagua la momia inca del niño de 8 años: el misterioso guardián de los Andes y la leyenda de su maldición

Aconcagua2016
Redactora
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Cuarenta años después de su hallazgo, la momia del Aconcagua, uno de los descubrimientos arqueológicos más impactantes de Mendoza, inicia su regreso al cerro donde fue encontrada. El cuerpo pertenece a un niño inca de unos 8 años que vivió alrededor del año 1500 y que, según los investigadores, fue ofrecido como sacrificio a los dioses andinos.

El 8 de enero de 1985, un grupo de andinistas mendocinos halló el cuerpo congelado a 5.400 metros de altura en la pared sur del Cerro Aconcagua, junto a plumas, piedras apiladas y pequeños objetos rituales. El descubrimiento marcó un antes y un después en la arqueología sudamericana, revelando la magnitud de las prácticas ceremoniales incas en los Andes.

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Sin embargo, el hallazgo también dio origen a una inquietante leyenda de maldición. Apenas días después de retirar el cuerpo de su sitio sagrado, un fuerte terremoto sacudió Mendoza el 26 de enero de 1985, dejando seis muertos y más de 12.000 viviendas destruidas. Algunos interpretaron el sismo como una advertencia de los dioses por haber perturbado el descanso del niño sagrado. Desde entonces, ciertos pobladores asocian sequías y nevadas escasas en la cordillera con la “profana remoción” del guardián del Aconcagua.

El cuerpo permaneció durante cuatro décadas en las instalaciones del Conicet Mendoza, bajo estrictas condiciones de conservación. El sábado pasado comenzó su traslado hacia el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Juan Cornelio Moyano, donde descansará temporalmente antes de regresar definitivamente al cerro. El proceso estuvo acompañado por ceremonias espirituales de pueblos originarios, que celebraron el retorno simbólico del niño a su tierra.

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La momia nunca fue exhibida al público, y las autoridades confirmaron que seguirá siendo preservada en privado, por respeto a su carácter sagrado y cultural. Junto a ella se encontraron objetos considerados parte de su “ajuar ritual”: tres figuras de llamas confeccionadas en oro, plata y corteza, otras tres figuras incas, una túnica andina (uncu) de lana y ojotas tejidas con fibras vegetales y pelo de camélido.

Con este retorno, Mendoza no solo devuelve a su montaña un fragmento de historia ancestral, sino también un símbolo espiritual que, para muchos, representa la reconciliación con los dioses de los Andes y el fin de una maldición que comenzó hace cuarenta años.

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9 respuestas

  1. Me parece excelente la decisión.
    Profanar tumbas en nombre de la ciencia no me parece correcto.
    Hay ciertas cosas que deberían considerarse sagradas e intocables , y el descanso eterno deberían ser una de ellas.

  2. Aunque no creo que se enmienda tremenda profanacion, considero acertado devolverla al lugar donde pertenece junto a todas sus pertenencias.

  3. el mismo juar o, muy semejante al encontrado en el cerro el plomo(5430 mts. ) nfrente a stgo. de chile, encuentro heho en 1954…el 3 de marzo de 1985 fue eterremoto en chile.

  4. No existe tal maldición al menos que cada uno quiera creerla
    Además hay pequeños detalles de narración que no coincide con lo sucedido en esos años

  5. Una muestra de respeto a las culturas precolombinas, un homenaje a sus creencias, a sus dioses que los protegían y acompañaban en sus vidas. Ojalá que sigan manteniendo su cultura y no se dejen enajenar por estos tiempos de decadencia.

  6. muchas personas ignoramos la importancia de cada ritual para los pueblos nativos, incluso aún y cuando ellos estaban mas conectados con la naturaleza nosotros nos atrevemos a profanar sus pertenencias.

  7. Ojalá el pequeño gran guardia del Aconcagua me permita un día subir a su montaña y con total respeto admirar lo que tanto le ha costado resguardar.

  8. yo personalmente encuentro muy lindo que regrese a su lugar de origen yo tuve la oportunidad de conocer la momia del cerro el plomo y que está en el museo de chile

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