Los científicos en Brasil están dando la voz de alarma por un fenómeno que describen como “sin precedentes”: los icónicos delfines rosados del Amazonas están muriendo o desapareciendo en grandes cantidades porque el agua de los lagos y ríos amazónicos está alcanzando temperaturas extremas, entre 39°C y 41°C, niveles imposibles de tolerar para su fisiología.

Durante las sequías más intensas, estas aguas llegan a estar más calientes que un baño de spa, una temperatura completamente fuera del rango natural del ecosistema amazónico. El caso más dramático se registró en el lago Tefé, uno de los puntos más golpeados por el calor extremo, donde más de 150 delfines fueron encontrados en estado crítico durante una sola ola de calor. El agua había perdido oxígeno, se volvió espesa y extremadamente caliente, creando un entorno letal para los animales.
Un ecosistema al borde del colapso
Según los investigadores, esta situación está siendo impulsada por una combinación de factores relacionados con el calentamiento global:
- Sequías cada vez más intensas, que reducen el nivel del agua.
- Temperaturas extremas, que han llegado hasta los 41°C en zonas aisladas.
- Pérdida acelerada de oxígeno, fundamental para la vida acuática.
Los delfines rosados —o botos, como se los conoce localmente— son considerados especies indicadoras. Esto significa que cuando ellos muestran estrés o mortalidad masiva, el problema no afecta solo a la especie, sino a todo el ecosistema.

Y los signos son alarmantes: si los lagos y ríos continúan superando sus límites de temperatura, el impacto será en cadena. Ya se observan disminuciones en poblaciones de peces, alteraciones en la vegetación acuática, cambios en el comportamiento de otras especies y efectos directos en comunidades humanas que dependen del río para alimentación, transporte y vida cotidiana.
Una advertencia del propio Amazonas
Los expertos afirman que este fenómeno no es un caso aislado ni un evento puntual. Es parte de un proceso más amplio que revela cómo los sistemas amazónicos están cambiando a una velocidad sin precedentes. Las temperaturas extremas están transformando la dinámica del agua, afectando especies clave y desestabilizando relaciones ecológicas que han existido durante miles de años.
Para muchos investigadores, la desaparición de los delfines rosa en estos episodios es una señal dolorosa, pero clara: el Amazonas está enviando un mensaje urgente. Y, de seguir esta tendencia, podría enfrentar pérdidas irreversibles en su biodiversidad.
