Despiertan microbios congelados durante 40.000 años: vuelven a la vida y empiezan a liberar carbono

RNH3OYUWSNN5W4QUCDH56TK3BU
Redactora
¡Valora esto!

Lo que parecía imposible ya está ocurriendo: microbios antiguos, atrapados en el permafrost de Alaska durante casi 40.000 años, están despertando. Al descongelarse en laboratorio, estas formas de vida prehistóricas reviven, se reorganizan y comienzan a devorar carbono orgánico, liberando CO₂ y metano, dos de los gases que más calientan el planeta.

Los científicos llevan décadas advirtiendo que el Ártico es una bomba de tiempo climática, pero este hallazgo acelera todas las alarmas. El permafrost profundo —capas que se creían completamente inertes— está demostrando que no solo conserva pasado: también puede devolver vida que llevaba miles de años congelada.

image RNH3OYUWSNN5W4QUCDH56TK3BU 1

Las muestras analizadas provienen de un túnel subterráneo al norte de Fairbanks, donde el terreno helado funciona como una cápsula del tiempo. Allí se esconden microbios que nunca habían visto luz, aislados del oxígeno y de cualquier señal de la superficie. Aun así, cuando los investigadores los incubaron a 4 °C y 12 °C, empezaron un proceso tan lento como inquietante: primero casi no reaccionaron… pero meses después despertaron por completo.

El equipo, liderado por Tristan Caro, utilizó deuterio para identificar qué células realmente estaban creciendo. El resultado fue claro: tras un mes casi inmóviles, hacia el sexto mes los microbios no solo revivieron, sino que perdieron diversidad, se reorganizaron y formaron biofilms, agrupaciones que les permiten trabajar de manera más eficiente. En pocas palabras: volvieron a funcionar como una comunidad viva.

Una vez activos, comenzaron a metabolizar el carbono que los rodea y lo transformaron en gases de efecto invernadero. Y lo más preocupante es lo que implica a nivel global: los suelos del norte almacenan el doble del carbono que la atmósfera actual. Si los veranos siguen alargándose, estas capas profundas permanecerán descongeladas por más tiempo, permitiendo que los microbios completen su “despertar” y liberen aún más carbono.

image microbios

En regiones como Alaska —donde el 85 % del territorio descansa sobre permafrost— este fenómeno también afecta a carreteras, edificios y ecosistemas enteros. Un suelo que siempre fue estable empieza a hundirse, agrietarse o deformarse, con impacto directo en comunidades locales y vida silvestre.

Los científicos advierten que un día de calor no cambia nada. Lo que cambia todo es que las estaciones templadas comiencen antes y terminen más tarde. Esa ventana de meses es la que permite que microbios milenarios revivan y entren en actividad dentro de la misma temporada.

El gran desafío ahora es distinguir el gas atrapado desde hace siglos del gas que realmente producen los microbios. Esa diferencia es clave para actualizar los modelos climáticos y decidir cómo adaptarse a un Ártico que ya no es el mismo.

La conclusión es tan simple como inquietante: el deshielo no solo revela restos del pasado. También despierta vida capaz de acelerar el calentamiento global. Y si las temperaturas siguen subiendo, podríamos estar frente a un ciclo de retroalimentación donde más calor significa más deshielo, más microbios activos y más carbono en la atmósfera.

Una historia que comenzó hace 40.000 años vuelve a escribirse hoy… y podría definir el clima del futuro.

¡Valora esto!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *