Mientras en gran parte del mundo la Navidad gira alrededor de luces, cenas abundantes y regalos envueltos, en Islandia existe una costumbre única que transforma las fiestas en un verdadero ritual cultural: el Jólabókaflóð, que en islandés significa literalmente “inundación de libros navideños”.
La tradición es simple y poderosa. Durante la Nochebuena, las familias islandesas se regalan libros y, después de la cena, se dedican a leerlos. No es raro que la noche transcurra en silencio, con chocolate caliente, mantas y páginas recién estrenadas. En Islandia, leer es parte central de la Navidad.

Este fenómeno tiene un impacto directo en la industria editorial. Cada año, cerca del 70% de los títulos nuevos se publica en los últimos meses previos a las fiestas. En octubre, además, llega a todos los hogares un catálogo especial llamado Bókatíðindi, que reúne las novedades literarias de la temporada y guía a las familias a la hora de elegir qué regalar.
Las cifras reflejan la fuerza de la tradición: se publican entre 800 y 1.000 libros nuevos por año, una cantidad notable para un país de poco más de 300.000 habitantes. La mayoría de los islandeses recibe al menos un libro en Nochebuena, y muchos reciben dos o más.

El origen del Jólabókaflóð se remonta a la Segunda Guerra Mundial. En ese período, las restricciones a las importaciones limitaron la llegada de bienes al país, pero el papel seguía disponible. Los libros, producidos localmente, se convirtieron en el regalo ideal. Con el tiempo, lo que empezó como una solución práctica terminó consolidándose como una de las tradiciones culturales más queridas del país.
Este amor por la lectura no es casual. Islandia tiene una de las tasas de escritores y lectores más altas del mundo, y su capital, Reikiavik, fue nombrada Ciudad de la Literatura por la UNESCO. Incluso hay bancos públicos con códigos QR que permiten escuchar audiolibros en distintos idiomas.
Así, lejos del ruido y el consumo acelerado, Islandia celebra la Navidad sumergiéndose en historias. Una “inundación” silenciosa, cálida y profundamente literaria que demuestra que, en algunos lugares, el mejor regalo sigue siendo un buen libro.




