Una jueza de Estados Unidos dictaminó esta semana que los agentes de inmigración de Estados Unidos ya no podrán separar a los padres y niños inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera con México, y deberán trabajar para reunir a las familias que han sido separadas.
Un tribunal de San Diego ordenó que los padres deben de ser reunidos con ellos en un plazo de dos semanas para los menores de cinco años y en menos de 30 días para los otros niños. El fallo reclama además al gobierno federal que «haga frente a las caóticas circunstancias que ha creado».
Más de 2.300 niños fueron separados de sus padres después de que el Gobierno de Donald Trump iniciara una política de «cero tolerancia» a principios de mayo.
«Los hechos expuestos ante la corte describen respuestas reactivas del Gobierno para abordar una circunstancia caótica creada por el mismo Gobierno. Ellos contradicen una gobernanza medida y ordenada, que es fundamental para el concepto de debido proceso consagrado en nuestra Constitución», agregó la jueza Dana Sabraw.
Esta nueva medida podría obligar al Gobierno a resolver rápidamente con la confusión que dejó la orden de Trump, y a las agencias gubernamentales con la tarea de intentar reunir a las familias.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles demandó en nombre de una madre y su hija de seis años, que fueron separadas después de llegar en noviembre pasado a Estados Unidos para escapar de la persecución religiosa en la República Democrática del Congo.